《苍蝇之魂》,一千欧元以下的电影制作艺术
Jonathan Cenzual Burley presenta en el Festival de Cine de Madrid-PNR ‘El alma de las moscas’, una historia de bajo presupuesto sobre la soledad que ha encandilado al público. Cenzual reconoce lo cuesta arriba que se hace afrontar un proyecto en estas condiciones, sobre todo en postproducción: “si no la hago otra vez seré un hombre feliz. Yo sabía montar música, pero cuando tienes que montar una peli completa… cuando estaba con el Mac, que tiene cinco años, a veces quería tirarlo por la ventana. Al principio empezaba con ilusión… luego al final seguí porque no iba a dejar el proyecto a la mitad”, comentó el joven realizador.
Se suele decir que el arte no está reñido con el dinero, pero pocas veces se tienen ejemplos tan palpables, y menos cinematográficos. El alma de las moscas, un largometraje que se rodó en casi cuatro semanas y que ayer protagonizó la sección oficial del Festival de Cine de Madrid, contó con un presupuesto que, en el mundo del celuloide, resulta ridículo: menos de mil euros.
Sin embargo, el director Jonathan Cenzual, explicaba en los encuentros en el café Galdós cómo el dinero no es la base de un buen proyecto: “una historia no cuesta dinero, coges un cacho de papel y lo escribes. Se puede contar con nada, y un encuadre también es gratis. Agarras a gente que piensa como tú y te rodeas de personas que tengan tu misma ilusión, y luego afilas el ingenio. Como no tienes un travelling pones a Edi (miembro del equipo técnico) en el capó de un coche y te las apañas. Es de Perogrullo: si no tienes pelas haz una película para la que no te hace falta nada”. Cenzual resolvió de esta manera cuestiones como el reparto: “a mi familia le di personajes parecidos a ellos. A mi padre le di el personaje de un paisano: la gente cree que hace falta ir a una escuela de cine y al final lo puedes hacer con un móvil”.
Una cantidad de dinero ínfima que sirvió igualmente para recrear una idea, la que el director tenía en su cabeza clara desde el principio: “la historia en sí es un poco secundaria, es más sobre un universo que quiero crear, en el cual quiero incluir cuentos y sensaciones. En esta ocasión principalmente la soledad. Cogí lo que tenía, campo, una zona abierta y desértica que se presta mucho a ese sentimiento. La historia, que se vertebra sobre dos hermanos, fue simplemente el resultado de quién podía estar perdido en medio de la nada. Para contar una película hacía falta un conflicto y no había mejor que ése. Es un conflicto sobre tonterías, y por eso te da tiempo a darte cuenta de su soledad. Quería crear un universo a partir de ese sentimiento y a partir de ahí ver qué es lo que le hace sentir eso”.
Los actores Norberto Gutiérrez y Javier Sáez acompañaron al director en el encuentro con el público, así como otros miembros del equipo. Un equipo que realizó la película sin cobrar, únicamente por la ilusión de un proyecto y de una aventura cinematográfica. “Encontramos una oferta de una película que no nos podían pagar, que no tenían financiación… y dijimos pues ¿por qué no?” comenta Norberto con socarronería. “Nos lo supo vender bien y cuando leímos el guión nos pareció que tenía algo distinto, no era el típico guión que se ha inventado un loco, se veía lo que se quería transmitir. El tema de la financiación fue un reto y una aventura porque compartimos casa siete personas durante casi cuatro semanas en medio de la nada. Era como un campamento.”
Un guión con licencia para la improvisación
“Creo que los guiones pueden marcarte una sola dirección, y cuando empiezas la película te das cuenta de que hay cosas que no funcionan. Una vez que empezamos el rodaje la gente tiene nuevas ideas que podrían ocurrirle a los personajes. Yo dejé espacios en el guión adrede para meter estas nuevas cosas. Nos encontramos un sofá en medio de la nada y decidimos hacer una escena ahí. Lo tienes que dejar fluir porque creas un naturalismo real en la creación del personaje” nos cuenta el director. “También es gracias al cine digital, que puedes rodar cintas y cintas y si no funciona lo tiras. Esto es fantástico, para mí hay frases que son lo más bonito de la película y no las escribí yo”.
Para los actores el método de trabajo les permitía una inusual y agradecida libertad: “te sentías involucrado en el proyecto. Muchas mañanas pensábamos qué podíamos grabar y qué les podía pasar a los hermanos. Había algunas premisas y lo fuimos elaborando, y es algo que te ayuda a trabajar día a día porque no caes en una constante que siempre sabes lo que toca mañana, o que sepas lo que va a pasar y eso lo haga sobe actuado”, comenta Norberto.
“El método de trabajo también funcionó -nos cuenta Javier- porque improvisamos desde el primer día por motivos técnicos, como que no teníamos luz artificial. Así fue más fácil cambiar el chip desde el día en que llegamos, y según fueron avanzando los días entendíamos el todo que tenía Jonathan en la cabeza”.
La escasez de medios y la convivencia continuada dieron lugar a un sinfín de anécdotas, como la situación que le ocurrió a Norberto: “Ibamos a rodar una escena y fui a echar el coche un poco para adelante. No me di cuenta que había un terraplén y el coche se quedó a dos ruedas… estuvimos dos horas con el coche así sin saber muy bien qué hacer”. A lo que Javier apostilla entre risas “se podía haber liado bastante porque acelerando casi se quema la paja…”
Sin embargo, para Cenzual lo más duro fue el proceso de post producción: “si no la hago otra vez seré un hombre feliz. Yo sabía montar música, pero cuando tienes que montar una peli completa… cuando estaba con el Mac, que tiene cinco años, a veces quería tirarlo por la ventana. Al principio empezaba con ilusión… luego al final seguí porque no iba a dejar el proyecto a la mitad.”
Finalmente el proyecto, que comenzó con pocos más medios que la ilusión, toca la pantalla de cine y buscará una distribución próximamente. Es, como su propio director considera del cine, una combinación de muchas artes: “fotografía, literatura, música… no quería hacer una película sobre dos hermanos, si no una obra de arte –aunque suena muy pretencioso- en la que te todo se junta como una ensaladilla rusa. Al final creas una historia que no es la típica, y eso es lo que tienes que grabar”.
Otras actividades y proyecciones
Ayer martes, además de la proyección de El alma de las moscas, tuvo lugar la presentación de la cuarta sesión de la sección oficial de largometrajes, en la que se vieron trabajos como Fábrica de muñecas 哦 Juan con miedo. Los documentales también tuvieron su espacio, con la proyección de una selección del palmarés de cortometrajes del festival DocumentaMadrid 2010.
Además, el Cine Doré-Filmoteca española acogió la película Cariño he enviado a los hombres a la luna, de Marta Balletbó-Coll, dentro del ciclo “Hazlo tú misma”, y la localidad madrileña de Cercedilla proyectó en su sala El aborigen la película Tom Zé, astronauta libertado y la sesión 1 de la sección oficial PNR.
El alma de las moscas
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