Pese a que una única producción opta al Goya de animación, desde Diboos defienden que el sector “goza de una excelente salud”
La escasez de participantes en la categoría de mejor película de animación de esta edición de los Goya no refleja la realidad del sector de la animación defienden desde la Federación de Animación y Efectos Visuales (DIBOOS).
Al conocerse el pasado lunes 18 de enero el listado de nominados para la 35 edición de los Premios Goya ha llamado la atención que en el apartado de mejor película de animación solo hubiera una candidatura: La Gallina Turuleca. Desde la Federación de Animación y Efectos Visuales (DIBOOS) subrayan que esta circunstancia, si bien no es habitual, tampoco es la primera vez que sucede en la historia de los Premios Goya.
Esta situación es “puntual y prácticamente anecdótica”, afirman los productores, ya que se han estrenado al menos 4 largometrajes de animación durante 2020: La gallina Turuleca (Filmax), nominada a los Premios Goya, Animal Crackers (Blue Dream Studios Spain ) estrenada en Netflix, Lur eta Amets (Lotura Films) y Josep (Imagic TV), coproducción francesa que estuvo nominada en el Festival de Cannes a mejor película de animación y ganadora del premio a Mejor Película de Animación Europea en los EFA. Todas ellas son producciones españolas aunque salvo La gallina Turuleca no estuvieron en las candidaturas iniciales por circunstancias externas o coyunturales, y en algún caso, burocráticas.
Desde la patronal de la animación destacan que la animación española está viviendo un momento especialmente productivo, como se puede comprobar con los, al menos, siete largometrajes en producción que se estrenarán previsiblemente durante este 2021. Y es indudable que el sector de la animación española está atravesando un gran momento tanto a nivel creativo como comercial. Prueba de ello es el éxito nacional e internacional de largometrajes como Klaus y Buñuel en el Laberinto de las Tortugas, ambos estrenados en el 2019, así como la hornada de cortometrajes y series de animación que cada año se producen y estrenan tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Otro ejemplo de la excelente salud que goza el sector de la animación en España se puede ver en la resolución de la última convocatoria del ICAA de ayudas generales para la producción de largometrajes sobre proyecto, donde cinco de los proyectos seleccionados pertenecen al sector de la animación y tres de ellos encabezan la clasificación de puntuación, en una clara muestra de la calidad y viabilidad de los proyectos de animación presentados.
Hay que recordar que la animación, pese a ser solo el 4% del total de las empresas audiovisuales españolas, generan el 20% del empleo del sector dando trabajo a cerca de 8.000 profesionales (del cual un 32% es empleo femenino) y que alrededor del 70% de la facturación de las empresas españolas dedicadas a la animación proviene del exterior.
Cambios para un futuro prometedor
En DIBOOS consideran que convendría analizar es la reivindicación histórica del sector de no fijar las mismas reglas para los productos de imagen real que de animación. La falta de una normativa específica que recoja los puntos diferenciales afecta a todas las fases de un producto de animación, incluido su recorrido en festivales y premios.
Los largometrajes de animación juegan con unos tiempos de realización más largos y unos presupuestos mucho más elevados. Todo ello hace que conseguir la financiación en España para una producción de un largometraje de animación sea un proceso mucho más complicado por lo que muchos proyectos necesitan buscar coproductores fuera de España y van perdiendo porcentaje de titularidad de la obra con la entrada de financiación extranjera, convirtiéndose muchas veces el productor español en minoritario o incluso, en el peor de los casos, la pérdida total de la nacionalidad española al no superar el 20% de participación española, aún siendo producidos por profesionales españoles en su mayoría.
Este ha sido el caso de alguna de las películas de animación que no han podido ser candidatas a los Goya este año. Si bien la Academia ha flexibilizado las bases para cubrir las especificidades que la irrupción del Covid19 ha causado en el sector cinematográfico, aún así ha habido trámites dependientes de otras instituciones públicas que han impedido a algunos largometrajes participar, al considerarlos no elegibles o no concediendo la nacionalidad española según la actual normativa.
Mientras tanto, en esta edición de los Premios Goya cabe destacar y no perder de vista la abundante cosecha de cortometrajes de animación de altísima calidad que se han presentado este año. El paso desde la shortlist de 10 cortos candidatos a la selección de los 4 nominados para la 35 edición de los Premios Goya, ha sido reñida y está asegurada la emoción hasta el final de la competición entre los cuatro finalistas: Blue y Malone, casos imposibles, de Abraham López, Homeless Home de Alberto Vázquez, Metamorfosis, de Carla Pereira y Juan Fran Jacinto y Vuela, de Carlos Gómez-Mira Sagrado.
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