Alberto Iglesias sigue agrandando su leyenda con su 12º Premio Goya a Mejor Banda Sonora por ‘La habitación de al lado’

Con 19 nominaciones y 12 Premios Goya, el compositor Alberto Iglesias sigue creando récords imbatibles con su exquisita banda sonora para ‘La habitación de al lado, una nueva colaboración con Pedro Almodóvar que sabe controlar la profunda emoción que inunda el largometraje.

La ardilla roja (1993), Tierra (1996), Los amantes del círculo polar (1998), Todo sobre mi madre (1999), Lucía y el sexo (2001), Hable con ella (2002), Volver (2006), Los abrazo rotos (2009), También la lluvia (2010), La piel que habito (2011), Dolor y gloria (2019) y ahora La habitación de al lado conforman el espectacular currículum de Premios Goya del compositor donostiarra, distinciones que se unen a decenas de premios coronados con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que el Ministerio de Cultura y Deportes le concedió en el año 2017.

Para La habitación de al lado, Iglesias ha creado una partitura que dialoga con la profundidad del largometraje: “Tengo la impresión de que es la película más espiritual, si se puede decir, de Almodóvar”. Desde el primer momento, Iglesias sintió que la película trataba en torno a la amistad, lo que le hizo reflejar la relación entre los personajes de Tilda Swinton y Julianne Moore en las diferentes fases de su particular duelo.

“La música es un milagro porque no la entendemos muy bien, no sabemos lo que nos produce en nuestro celebro…”, reflexionó sobre el impacto de su trabajo, reconociendo la idoneidad del “cine fluido” de Almodóvar para crear su particular universo sonoro: “Estamos muy cerca cuando trabajo, porque de esa manera la música acaba siendo parte de él. Pero, al mismo tiempo, desea que sea libre y que tenga fantasía; quiere que le sorprenda, pero después quiere entenderla profundamente. Y ese es un trabajo que nos lleva bastante tiempo y mucha dedicación”.

Consciente de que con 12 cabezones lidera la pugna histórica de los Goya, no dudó en reconocer que no le importaría “perder el liderazgo” si así puede seguir haciendo lo que más feliz le hace: sentirse “libre en la música” y participar en proyectos que le llenen.

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