Aprendiendo a trabajar en HDR
El director de fotografía Juan Luis Cabellos (AEC) analiza en esta Tribuna cómo la aparición de pantallas con tecnología HDR para la visualización de contenidos supone para la cinematografía un cambio de paradigma equivalente al salto que supuso pasar del blanco y negro al color.
En 2014, Dolby introdujo en el mercado un nuevo sistema de reproducción de imágenes en movimiento consistente en una nueva norma de emisión y nuevos monitores. Consigue superar objetivamente las capacidades de sistemas anteriores (norma HDTV para televisión o la norma de proyección en sala de cine) y es detectable por cualquier espectador. Mejoraron la reproducción de color e um rango dinámico más amplio que cualquier otro sistema de proyección, tanto cinematográfico como televisivo, habido hasta la fecha.
Uno de los fundamentos en los que se basa la dirección de fotografía consiste en tener, o, por lo menos aspirar, a controlar de manera absoluta todo aquello que aparece en la imagen: tanto a nivel de encuadre como con el trabajo que hacemos con la luz, las texturas, etc. Trabajar para HDR no modifica cómo encuadramos, pero sí que cambia nuestra aproximación a la luz, el color y a las texturas de aquello que fotografiamos. Habitualmente, hacemos todo esto teniendo muy presente la pantalla a la que vamos destinados. De hecho, hemos incorporado el monitor de rodaje como una herramienta más de trabajo –what you see is what you get-.
Pues bien, una pantalla HDR se comporta de manera distinta con respecto a las pantallas para las que hemos estado trabajando hasta ahora. Hemos estado iluminando, exponiendo o controlando el contraste para pantallas que funcionan bajo la archifamosa norma ITU-R BT.709 de alta definición durante muchos años (y que tienen unas capacidades de reproducción limitadas). Ahora, estas capacidades han cambiado, de manera que lo más lógico sería trabajar para esas nuevas capacidades.
Tres claves para trabajar en HDR
Desde mi punto de vista, hay tres puntos básicos que debemos de tener presente y entender en una primera aproximación:
- Rango dinámico. O sistema HDR permite hasta 11 stops de latitud al generar un nivel de negro más profundo y/o un brillo máximo mayor que en anteriores normas que contaban con un rango más modesto que rondaban los 7 u 8 stops. Ahora, existe la posibilidad de poder proyectar imágenes con niveles de blanco de hasta 1.000 nits. Esto no significa que haya que utilizar siempre ese nivel de brillo máximo. Simplemente, ahora existe una posibilidad nueva y más amplia para la ubicación y ajuste de niveles de luz de la escena.
- Reproducción tonal. La capacidad que tiene el sistema de reproducción de color se basa en dos elementos. Por un lado, utilización de un gamut más amplio que la norma del Alta Definición (actualmente se utiliza la norma DCI-P3 de salas cinematográficas pero se trabaja con el horizonte de la norma ITU-R BT.2020); y, por otra parte, cualquier sistema HDR, digno de llamarse así, ha de trabajar como mínimo sobre 10 bits de cuantificación de color. Esto hace que la pantalla sea capaz de mostrar una mayor riqueza tonal, no sólo en capacidad de saturación, sino con matices de color considerablemente mejores y más sutiles.
- A grandes rasgos podemos decir que una de las consecuencias del aumento del rango dinámico es que se produce un aumento del detalle percibido. Las texturas, en general, se enfatizan. Esto es llamativo -y ciertamente peligroso-, sobre todo, con los tonos de piel. Es uno de los aspectos importantes de nuestro trabajo con respecto a las y los actores, pues hemos de retratarlos interesantes en su papel. No queremos mostrar aspectos de la piel que puedan despistar al espectador como imperfecciones, poros etc. Para trabajar esto, hemos de prestar atención a toda la cadena de creación de una imagen (maquillaje, lentes, tipo de luz, etc,) para tener controladas esas texturas en el sitio en el que queremos y evitar así disgustos. No lo fiemos todo al ya conocido fix in post, porque puede que no salga bien.
Por mi experiencia en charlas y clases magistrales, cuando los y las compañeras se aproximan por primera vez a un monitor HDR, se suele generar un cierto rechazo. Creo que es porque lo que suele haber es una imagen creada para SDR y que simplemente se ha hecho la transformación HDR. No debemos de intentar ver imágenes SDR en HDR, eso no va así. Tenemos que aprender a trabajar para estas nuevas pantallas, que ahora muestran cosas que nunca antes otra pantalla mostró. Crearemos así imágenes bellas e interesantes y, estoy convencido, conseguiremos que éstas sean de una belleza e interés nunca antes vistas.
Recomiendo, eso sí, a todo al mundo que antes de sumergirse en una producción para HDR que vea contenidos en HDR (intentando acercarse sin prejuicios) para saber a qué se va a enfrentar
Juan Luis Cabellos, AEC
Director de fotografía (El Desafío: ETA, Bajo la red, La Sala…)
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