La trilogía futurista ‘Aladdin 3477’ cobra vida con Blackmagic Design
Diversas cámaras de Blackmagic Design han ayudado a completar la trilogía de largometrajes independientes ‘Aladdin 3477’, un proyecto que ha tardado más de 14 años en realizarse y cuya primera entrega, ‘Aladdin 3477: The Jinn of Wisdom’, ya está disponible en plataformas de streaming.
Aladdin 3477, basada en los clásicos cuentos de Las mil y una noches, se ambienta en India y Asia 1500 años en el futuro. La trilogía está escrita y dirigida por Matt Busch, un ilustrador que ha trabajado en sagas reconocidas como Star Wars e Indiana Jones, así como junto a bandas de la talla de Mötley Crüe y Poison: “Tenía el deseo de crear una saga grandiosa que fuera mía, una trilogía de películas con imágenes reales. Sabía que la idea no sería aceptada por un estudio corporativo de Hollywood. Las cámaras de Blackmagic Design me ayudaron a alcanzar ese sueño y a dar a los largometrajes una apariencia del nivel de los grandes estudios de películas sin tener que desembolsar ese tipo de presupuesto”, explica.
Busch apostó efectos especiales manuales y miniaturas durante la producción de estas películas de ciencia ficción, para lo cual utilizó títeres robóticos e incluso un Taj Mahal volador: “Desde el principio, quería crear estas películas con efectos especiales manuales tradicionales y efectivos. Las cámaras de Blackmagic Design fueron grandiosas porque me permitieron crear una perspectiva forzada, una mayor profundidad de campo y encuadres más amplios para que las miniaturas parecieran más realistas en cada toma en particular”.
El cineasta, asimismo, decidió filmar sus tres largometrajes paralelamente para reducir los gastos asociados a un proyecto de semejante envergadura: “Si bien se trata de un proyecto independiente, no queríamos que se sintiera de esa manera. Pasamos mucho tiempo buscando y diseñando sets, utilería y vestuario distintivos. No contábamos con fondos suficientes como para reconstruir el set para cada película, así que decidimos rodar las tres a la vez y luego trabajar de a una por vez en la posproducción”.
Las cámaras de Blackmagic, en condiciones extremas
El conjunto de cámaras empleado por Busch fue evolucionando con el tiempo. Al principio, se valió de una unidad cinematográfica digital Blackmagic Production Camera 4K y, posteriormente, incorporó los modelos Blackmagic URSA Mini Pro 4.6K y Blackmagic Pocket Cinema Camera: “Con un cronograma de producción tan extenso, necesitábamos cámaras que resistieran el paso del tiempo. Al principio, opté por la Production Camera 4K a fin de conseguir una apariencia cinematográfica. Precisaba un modelo que ofreciera una calidad de imagen muy superior y mejorara el nivel de la producción. Dos años después de haber comenzado la producción, incorporamos una segunda cámara, dado que necesitábamos una mayor velocidad de filmación para grabar las imágenes con miniaturas, y quería una unidad adicional para captar algunos ángulos de escenas de riesgo y acción. Comenzamos utilizando la versión URSA Mini Pro como unidad principal, así que la Production Camera 4K quedó para tomas complementarias, y recurríamos a la Pocket Cinema Camera según fuera necesario”.
Busch observó que la durabilidad de las cámaras permitió seguir adelante con la producción en toda clase de entornos: desde la India hasta Michigan, pasando por Hong Kong. “Jamás tuvimos que preocuparnos por las cámaras y definitivamente les exigimos al límite al filmar en diferentes ambientes. En exteriores, grabamos en dunas áridas, edificios urbanos abandonados que se caían a pedazos y junto a cuerpos de agua como lagos y estanques. Para las escenas de interiores, alquilamos un espacio industrial durante seis años, donde pudimos montar sets enormes. Sin embargo, esas tomas fueron difíciles de conseguir, dado que tuvimos que apagar la calefacción y el aire acondicionado por cuestiones de sonido. Hubo momentos en el invierno en que la temperatura en esos sets era bajo cero, y en el verano, el estudio de sonido se convirtió en un horno, con temperaturas que superaban los 37.5 °C.”, explica.
“Fue maravilloso tener la Pocket siempre a mano, y hubo momentos cuando viajábamos o investigábamos lugares de rodaje en exteriores en que nos permitió conseguir tomas rápidamente sobre la marcha que terminamos utilizando en las películas como planos de situación o imágenes de fondo. Rodábamos mientras viajábamos por el mundo e insertábamos el material grabado en la historia, ya fuese empleando la Pocket para captar tomas del helicóptero volando a través de las montañas majestuosas de Suiza o yendo en un carro de culí por los ajetreados callejones de Delhi, en India”, concluye Busch.
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