El Festival de San Sebastián reconoce con una Concha de Plata honorífica la labor de SADE Cines
El Festival de San Sebastián ha hecho entrega una Concha de Plata honorífica a la empresa SADE Cines por su colaboración con el Festival a lo largo de la historia.
La Sociedad Anónima de Deportes y Espectáculos, conocida popularmente por su acrónimo, la SADE, nació el 28 de diciembre de 1925, fruto de la fusión de las empresas Vicente Mendizábal e hijos y Príncipe Films. En 1953, cuando se celebró la primera edición del Festival, la SADE ya estaba allí, y ha acompañado al Festival durante sus 70 ediciones.
El alcalde San Sebastián y presidente del Consejo de Administración del Festival de San Sebastián, Eneko Goia, ha entregado este 14 de septiembre la Concha de Plata honorífica a José Ramón Aramendi, presidente de SADE Cines, en presencia del antiguo responsable de la SADE, Leopoldo Arsuaga; los veteranos trabajadores de los cines Juan Luque, Javier Iturbe y Arantxi Aldama; y representantes de la industria cinematográfica, de los medios de comunicación y del equipo del Festival.
Propietaria en la actualidad de las salas de los cines Príncipe, Trueba y Antiguo Berri (20 salas en total), la empresa SADE Cines no es solo fundamental para el Festival durante los nueve días de septiembre, sino por su labor durante todo el año, aliada en la transmisión de la experiencia cinematográfica y la generación de nuevas y nuevos cinéfilos.
“A lo largo de estos 70 años de historia, el equipo humano de SADE ha demostrado su enorme capacidad para responder con éxito a las exigencias de un festival de primer nivel mundial. Los más veteranos de la empresa destacan el orgullo que supone formar parte de la historia del Zinemaldia, y no faltan los recuerdos inolvidables, como los encuentros personales con estrellas de renombre mundial en la cabina de proyección. Destaca ese especial vínculo que se establece con los jóvenes realizadores, visiblemente nerviosos ante el estreno de su primer trabajo. Con el paso del tiempo, algunos de ellos han acabado convirtiéndose en directores consagrados, como ha sido el caso de Pedro Almodóvar”, ha señalado el director de la Unidad de Cine de SADE, Iñaki Elorza。
Durante estas siete décadas, las capacidades de SADE de acoger proyecciones del Zinemaldia se han ido multiplicando, como ocurrió en 1984, con la llegada del primer multicine, el ya desaparecido Pequeño Casino. Otro punto de inflexión tuvo lugar en 1989, con la incorporación de las siete salas del Astoria, lo que “supuso un reto organizativo superlativo para los técnicos de aquel cine que, sin embargo, pudieron resolverlo con nota”, ha enfatizado.
De los medios técnicos que atesoran las salas de SADE da cuenta una anécdota, cuando un jovencísimo Juanma Bajo Ulloa pidió permiso para ver desde la cabina del Astoria, “a través de su monumental ventana a la sala, la proyección de Alas de mariposa (Concha de Oro, 1991), totalmente embelesado ante la visión de la enorme pantalla y el patio de butacas. Y lo mismo hizo Elías Querejeta, quien pidió seguir desde la cabina de control del Príncipe una proyección, en la que sería una de sus últimas visitas al Zinemaldia”, ha recordado Iñaki Elorza.
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