La Academia rinde homenaje al Goya de Honor, Josefina Molina
Cinco películas y dos de sus trabajos televisivos conforman el ciclo que la institución dedica a Josefina Molina, quien recibirá el Goya de Honor.
Durante toda esta semana la Academia de Cine rinde homenaje a Josefina Molina, quien recibirá el Goya de Honor 2012 el próximo 28 de enero en la fiesta de finalistas de la vigésimo sexta edición de los Goya y que también recogerá en la gala el próximo 19 de febrero.
Cinco películas y dos de sus trabajos televisivos conforman el ciclo que la institución dedica a Molina, de cuya obra se exhibe El camino, adaptación televisiva de la obra de Miguel Delibes que se presenta el 23 de enero, a las 18:00 horas. Ese mismo día, a las 21:00, es la sesión de la historia fantástica con la que debutó en el largometraje, Vera, un cuento cruel。
Los siguientes pases son Lo más natural, con Charo López y Miguel Bosé, y Función de noche, interpretada por Lola Herrera y Daniel Dicenta (24 de enero, a las 18:00 y 20:30 horas, respectivamente); y Entre naranjos, producción televisiva basada en la novela homónima de Blasco Ibáñez (día 25, a las 18:00 horas).
A este trabajo protagonizado por Toni Cantó, Nina Agustí y Mercedes Sampietro le sigue, el día 26, a las 19:00 horas, Esquilache, basada en Un soñador para un pueblo, de Antonio Buero Vallejo, que cuenta con un reparto formado por Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez, Angela Molina, Ángel de Andrés y Concha Velasco. La proyección de Esquilache se completa con un encuentro de Josefina Molina con el público.
La Lola se va a los puertos, con Rocío Jurado y Francisco Rabal, cierra el ciclo el 27 de enero, a las 20:00 horas.
Una vida dedicada al cine y la tv
Josefina Molina, primera mujer que consiguió el título de dirección en la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid, ha comentado que “en la época en que yo intenté hacer cine no era fácil, pero hay que luchar contra la inercia. El trabajo siempre es doble en el caso de las mujeres: atender a tu profesión y a tus tareas; eso implica que si vuelcas tus esfuerzos en uno de los dos caminos, tienes que prescindir de lo otro en cierta medida”.
La cineasta cordobesa, que asegura que en su discurso no hará una larga lista de agradecimientos y que será muy breve, siempre ha simultaneado el cine con el medio televisivo y afirma que, “aunque a algunos de mis compañeros trabajar en ese medio les parecía una especie de bajeza, se dieron cuenta que se podía hacer llegar la cultura a un país que entonces casi no tenía acceso a ella”. Le cuesta ahora enfrentarse a dialogar sobre sus largometrajes: “Soy muy autocrítica y muy perfeccionista. Los directores hacemos las películas, pero nos cuesta hablar de ellas porque lo que tenemos que decir lo decimos a través de las historias. Si tuviese que mencionar una constante en mi carrera podría ser que siempre he hablado de la libertad de las mujeres para tomar su camino” ha afirmado.
Siempre preocupada por la situación de ellas en la industria del cine intenta analizar el porqué de la baja presencia femenina en el sector: “Se las ha metido en el cajón de mujeres directoras, y a los hombres se les valora por su individualidad. La Asociación de Mujeres Cineastas (CIMA) hizo un estudio que determinaba que las cineastas eran solo un 7%, y esto no es porque no haya talento o no estén comprometidas con su realidad – las mujeres hacen un cine más próximo a los problemas –. Está claro que no se puede ver la vida desde un único punto de vista, hay que hacerlo desde todos los ángulos”. Se muestra, de todos modos, confiada en el futuro: “Aunque ha surgido sin que nos demos cuenta una reacción de viejos fantasmas que no quieren que las mujeres rompan el techo de cristal, creo que hay jóvenes que tienen mucha preparación y unas ideas muy claras. Ha sido muy enriquecedor para mí el contacto con las mujeres de CIMA, ellas tienen un diagnóstico muy acertado”, aseguró la directora.
Desde que dirigió Entre naranjos en 1997, Josefina se ha dedicado a vivir. “Hay un momento en que te das cuenta del cambio generacional, no estás dispuesto a transigir con ciertas cosas y llega un punto en el que traspasas tus intereses. Eso sí, la curiosidad me ha podido siempre”, comentó.
“Es fácil que un hombre con 75 años pueda hacer cine (Vicente Aranda, Manuel de Oliveira…), pero no tanto una mujer, no creo que podamos encontrar el apoyo financiero. A día de hoy me gustaría hacer cosas que ya no se pueden, como por ejemplo un cine político: hablar de la situación que vive mi país y analizar por qué se vota tanto a la corrupción”.
Respecto a la situación de crisis que se vive hoy día está convencida que “hay alguien que está muy preocupado en que tengamos muchísimo miedo. Creo que vivimos un momento revolucionario en el sentido de poder volver las cosas del revés. Las mujeres podemos aportar mucho porque el mundo no puede seguir tan inhóspito; nosotras tendríamos que luchar por hacer un mundo más amable, vivible y duradero. El mercado, que hay quién cree que es el oxígeno de la sociedad, se ha convertido en un monstruo que nos utiliza y nos tira después”.
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