¿Por qué es necesario reivindicar que el corto es cine?
Belén Herrera de la Osa, directora, productora y miembro de Plataforma Nuevos Realizadores (PNR), reflexiona sobre el corto y su rol en el ecosistema audiovisual español.
El corto es cine es una afirmación con la que casi todo el mundo está de acuerdo. ¿Entonces, por qué es necesario una reivindicación? Simplemente, porque hay que hacer algo más que afirmarlo: hay que convencerse y poner todos los medios necesarios para hacerlo realidad.
Partimos de dos momentos únicos. En primer lugar, el cortometraje español es de una calidad incalculable. Reconocido y aclamado internacionalmente en festivales, foros y mercados. Tenemos algunos de los récords mundiales, como el corto más premiado o el corto más visto por internet. Eso sin mencionar las nueve candidaturas a los Oscar de Hollywood, ganado el año pasado por Alberto Mielgo, con El limpiaparabrisas. Este año, en la shortlist de la Academia de Hollywood, de los 15 cortometrajes de todo el mundo, cuatro de ellos eran españoles. Eduardo Chapero-Jackson obtuvo el León de Oro en el Festival de Venecia con el cortometraje Alumbramiento. Juanjo Jiménez ganó la Palma de Oro en Cannes con Timecode, así como el premio a mejor corto por la Academia de Cine Europeo.
Por otro lado, estamos viviendo la época histórica con más consumo audiovisual, y este es en su mayoría de corta duración. Incluso hay herramientas de reproducción más rápida para que esos contenidos se hagan más cortos aún. Por tanto, el tiempo es oro.
Paradojas entre necesidades y amenazas
Resulta entonces paradójico que el cortometraje, que ha demostrado que su calidad es de un altísimo nivel, no lo convirtamos también en oro. Ha sido todo lo contrario: siempre ha estado amenazado. Es el primero al que se le puede quitar las ayudas públicas cuando hay crisis económica, y el primero en desplazar de la ceremonia de los Goya cuando hay que acortarla. Pero los profesionales del cortometraje siempre hemos estado ahí, hemos seguido trabajando, hemos seguido dando calidad y hemos demostrado que el corto es cine, y cine del bueno.
Cuando hace unos años fuimos al Congreso de los Diputados a explicar porque las ayudas al cortometraje eran necesarias, ya dijimos que era de tontos no aprovechar este potencial para hacer industria.
Cuando hace unos años fuimos al Congreso de los Diputados a explicar porque las ayudas al cortometraje eran necesarias, ya dijimos que era de tontos no aprovechar este potencial para hacer industria. Porque el cortometraje no es solo para personas que están empezando, ni se trata de un formato menor, ni es un lugar para vivir de favores. Cada historia necesita de su tiempo para ser contada y eso es fundamental para crear buenos productos. Si nos remitimos al arte escrito, podemos asimilarlo al cuento y la novela, ¿o un ensayo es mejor que otro por su número de páginas?
Hoy estamos casi igual. Con más laureles y más producción, pero sin conseguir que la mayoría de las instituciones saquen partido del talento.
Es cierto que el ICAA ha aumentado considerablemente su ayuda al cortometraje haciendo un trabajo de apoyo como en muchos años no se había hecho. Pero se necesita mucho más. Se necesita una estructura en torno al cortometraje que fomente una producción de calidad. Se necesita un lugar que comparta, distribuya y exhiba. Se necesita una institución que colabore y trabaje de la mano con sus homónimos europeos para poder competir en igual de condiciones. Se necesita un trabajo bien hecho para que en festivales y premios internacionales vayamos de la mano de quién sabe y no nos sintamos en tierra de nadie. Y se necesita que los que invierten sepan que el cortometraje es igual de digno que el largometraje, tiene las mismas necesidades y puede devolver a la sociedad dinero, mejores profesionales, educación y fomentar nuevos espectadores de cine español. Y todo esto tampoco lo puede hacer solo el ICAA.
La oportunidad de oro
Hay que convertir el cortometraje en asunto de estado para que esa concienciación y esos medios sean reales. No es una moda, es una obligación. No estamos pidiendo algo idílico. Otros países de nuestro entorno lo tienen. ¿Por qué nosotros no? ¿Por qué si en calidad podemos competir con ellos, no podemos hacerlo en las mismas condiciones? Vuelvo a repetir: estamos perdiendo una oportunidad de oro.
No estamos pidiendo algo idílico. Otros países de nuestro entorno lo tienen.
El corto es cine, todos lo sabemos. Ya es hora de saber también que el corto es industria, el corto es trabajo, el corto es inversión, el corto es rentable, el corto es tiempo, el corto es talento, el corto es educación sì el corto es profesionalidad.
Por todo esto, sobran razones para pedir una Agencia del Cortometraje con estructura y recursos suficientes. Y exigir a las televisiones y plataformas que, al menos, un 1% de su inversión en cine recaiga en el formato cortometraje.
Las asociaciones del cortometraje (la Plataforma Nuevos Realizadores, IL Coordinadora del Cortometraje e il Agencia del Cortometraje) se han hecho oír con una concentración a las puertas del Ministerio de Cultura y con una acción en la reciente edición de los premios Goya. Ahora ya toca, a todas y todos, ponerse a trabajar. #YOVOYDECORTO #ELCORTOESCINE
Belén Herrera de la Osa
Directora, productora y miembro de Plataforma Nuevos Realizadores (PNR)
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