La Academia entrega a Jaime de Armiñán el Goya de Honor
El presidente de la Academia, Enrique González Macho, ha destacado del cine de Armiñán su humor amable, su inteligencia y la magistral fluidez de sus diálogos.
El octogenario director Jaime de Armiñán (Madrid, 1927) ha recogido este lunes el Goya de Honor con el que la Academia de Cine reconoce toda una vida dedicada al cine y la televisión.
El presidente de la Academia, Enrique González Macho, ha destacado del cine de Armiñán su humor amable, su inteligencia y la magistral fluidez de sus diálogos. “De todo el auditorio, Jaime, eres el más joven. Tú siempre has dicho que los premios no cambian nada, es verdad, pero tus películas sí que lo han hecho. Muchas gracias por el cine que nos has brindado”, finalizó González Macho.
Tras la proyección de fragmentos de algunas de sus cintas más representativas, Armiñán ha recibido el galardón de manos de la actriz Julia Gutiérrez Caba.
El director de Mi querida señorita admitió en un tono irónico que “cuando me llamó Enrique González Macho para decirme lo del premio pensé: ‘le voy a decir ya era hora de que me lo dieran’, pero no se lo dije…”.
En su discurso, Armiñán rememoró su infancia y su relación con el circo, el teatro y, por supuesto, el cine. Recordó, como germen de su cine, las matinés del circo Price en donde pudo ver a Aurora Bautista, por ejempplo, recitando en lo más alto de un trapecio o a Carmen Sevilla con traje de faralaes blancos dentro de la jaula de los leones bailando sevillanas… “Aunque lo que más me asombró fue ver a Alfredo Marquerie, un critico implacable de la época, que se quitó unas gafas gordísimas que llevaba, extendió los brazos, rezó, y eso que era ateo, al tiempo que un hombre empezaba a lanzarle cuchillos…Siendo crítico, hacer eso sí que era tener valor…”, bromeó Armiñán.
Jaime de Armiñán ha dedicado su Goya de honor a los nominados a la 28 edición de los Premios Goya, deseándoles “un gran éxito no sólo de premios, sino de dinero, de alegrías y de amor”.
González Macho ha destacado que, de su cine, “lo que más se aprecia -ha dicho- es su sentido del humor, amable” y le ha valorado como “analista de relaciones personales” y por “la fluidez de los diálogos” de sus películas.
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