Alfonso Blanco (Portocabo): “Somos la productora con mayor propiedad de series en España”
La cruzada por mantener la IP de sus formatos, su resistencia al crecimiento para aportar por la estabilidad, el impacto limitante del Spain Audiovisual Hub en la creatividad española y el nuevo enfoque industrial de emprender originals de largometrajes sirven como ejes de una conversación en la que Alfonso Blanco, director general de Portocabo (‘Rapa’, ‘Hierro’), expone toda la actualidad de una productora a punto de alcanzar su 15.º aniversario.
Hierro, Rapa, Cuñados, Auga Seca, Vidago Palace, Los hijos del sol or the imminent Garbo o Weiss & Morales, a pesar de sus notables diferencias en formato y géneros, comparten líneas maestras en el tratamiento de los personajes, la relación de la historia con el entorno and the verosimilitud de las tramas. Frente al habitual sello anglosajón propuesto por plataformas o showrunners, la productora gallega apuesta por vertebra cada producto bajo una misma identidad.
Desde sus inicios en 2010, y tras una primera fase marcada por la producción local cercana a la Televisión de Galicia, Portocabo ha encontrado no solo una personalidad audiovisual, sino industrial. Apostando por realizar international co-productions y por mantener la propiedad de la IP en un contexto industrial marcado en gran medida por las inquebrantables tendencias marcadas por los grandes actores del mercado, la compañía alcanza una sosegada estabilidad estableciéndose con una producción de dos grandes series al año. No hay planes de ampliar las operaciones: la libertad creativa y la estabilidad de los costes fijos ante un mercado variable son la base fundacional sobre la que se decide el devenir de los 13 trabajadores que componen la plantilla fija de la empresa gallega.
Alfonso Blanco, director general de Portocabo y presidente del Clúster Audiovisual Galego, traslada una visión completa de la productora y se explaya en las complejidades industriales del mundo audiovisual, reclamando un cambio de enfoque legislativo sobre el mercado y asumiendo su posición como outsider en el modelo de negocio del mundo de la ficción española.
El refinamiento de la producción boutique
Portocabo ha definido su filosofía financiera y creativa para acercarse a la etiqueta de productora boutique: aquella que apuesta por crear proyectos cuidados y limitados con un sello identitario. Desde que se consolidó en el panorama estatal, la productora se ha mantenido fiel a sus dos series anuales, con pequeños encargos complementarios. No hay intención de cambiar esta forma de operar: “No producimos seriados a lo bestia, ni buscamos hacer grandes temporadas o series diarias. Ese no es nuestro hueco. Siempre vamos a ser una productora boutique con un tamaño pequeño o mediano”, expone Blanco.
“Si tuviera 60 empleados, tendría que alimentar a la máquina con muchas más series. Nuestro principal privilegio, que jamás pensé tenerlo como productor, es poder elegir los trabajos”.
Esta aproximación, lejos de implicar un conformismo con la posición en el mercado, aspira a transformar sus iniciativas anuales creando mejores proyectos que ofrezcan una mayor capacidad de circulación y posición en los mercados internacionales con mayores coproducciones europeas y una exploración del american market. “Esta es la filosofía: crecer en impacto, pero no tanto en volumen. (…) Seguiremos haciendo dos series, pero podrán ser enormes. Es algo deliberado, buscado y con lo que estamos muy contentos”, explica Blanco, quien se asegura de mantenerse con los pies en el suelo y fiel a la identidad de la propia obra audiovisual. El éxito de Hierro ejemplifica este enfoque: “Fue un éxito increíble, pero la habíamos pensado para dos temporadas y dos temporadas hicimos. Existía una especie de aclamación para una tercera, pero no la habíamos diseñado así, por lo que decidimos ser fieles al contenido y evitar que el éxito nos cegara”.
For Portocabo, “exprimir la gallina de oro es pan para hoy y hambre para mañana”. Consciente de que dejar escapar oportunidades comerciales no es una tónica habitual en una industria que busca lograr aquel éxito que permanezca en la memoria de los espectadores, Blanco explica que el tamaño de la empresa es clave para su libertad creativa: “Si tuviera 60 empleados, tendría que alimentar a la máquina con muchas más series. Nuestro principal privilegio, que jamás pensé tenerlo como productor, es poder elegir los trabajos. En los últimos años hemos hecho los contenidos que realmente nos apetecían creativamente y que financieramente veíamos claros”.
Construyendo una identidad
Para poder lograr esta posición de liderazgo en sus operaciones, pudiendo escoger en cada momento los proyectos más adecuados para seguir fortaleciendo su identidad, Portocabo ha hecho suya una forma de narrar que, para Blanco, ha surgido de forma “muy natural”. El director general de la empresa reconoce que no podrían desarrollar un thriller de trama (“si me lo encargaran, aconsejaría dos o tres empresas que lo podrían hacer genial”); el ritmo, forma y concepto de la productora es otro: “Lo que importa es el espacio, cómo interpretan los actores a los personajes y la verosimilitud. Creamos series que navegan entre géneros y da igual que hayamos hecho comedia, drama histórico o thriller: el espectador puede percibir verdad en todos ellos”.
Este enfoque permite identificar los proyectos del sello Portocabo, pero en sus inicios supuso un quebradero de cabeza a la hora de vender proyectos a televisiones y plataformas. De hecho, Hierro, impulsada por Movistar Plus+ y creada por Pepe Coira, no encontró comprador hasta cuatro años después de que comenzara a ser presentada en diferentes reuniones: “No le gustaba a nadie. Nos decían que ya la habían visto 20 veces: “una jueza que va a un sitio, muere alguien, investiga, hay un antagonista…”. Sabíamos que el plot era ese, pero lo que proponíamos era una forma diferente de acercarnos a todo ello”.
“Hierro no gustaba a nadie. Nos decían que ya la habían visto 20 veces: “Una jueza que va a un sitio, muere alguien, investiga, hay un antagonista…”. Sabíamos que el plot era ese, pero lo que proponíamos era una forma diferente of acercarnos a todo ello”.
“Siempre se nos dio mal el high concept”, reconoce Blanco, lamentándose de que la industria se deja llevar fácilmente por premisas llamativas. “¿Y alguna cosita así que me enganche?” era una de las preguntas recurrentes de los ejecutivos de las reuniones, a las que el equipo de Portocabo respondía poniendo en valor la construcción de los personajes.
Portocabo tardó “mucho” en ganar su posición en el mercado, pero ahora este le “quita de las manos” sus propuestas: “Tenemos nuestra línea. Ahora grabamos un drama histórico, que es la historia de Garbo, que ni es un formato de thriller, ni policiaco, pero el aroma es el mismo. Y tenemos la deuda, aunque ya lo hemos hecho con un par de películas de aplicar esto mismo a la comedia: cariño a los personajes y que la trama nunca se coma su verosimilitud”.
Películas originales y el mantenimiento de la IP
La posición consolidada de Portocabo depende ineludiblemente de una industria audiovisual que varía sus apuestas y tendencias ante la variabilidad del mercado. Cuando hace apenas unos años las grandes plataformas regían el ecosistema mediático reteniendo la propiedad de las series y películas, su compleja coyuntura económica ha trastocado sus planes y, con ella, gran parte del ecosistema mediático estatal.
“Spain es el país con menos capacidad of conservar la IP de toda Europa. Es algo cultural, pero también legislativo”.
Blanco identifica como una de las tendencias más acuciantes, la cual va a tener un “efecto multiplicador enorme”, el apetito por originals de películas de las plataformas: “Se han dado cuenta de que esta línea puede ser muy rentable, aunque no está exenta de polémica, porque es cierto que las películas pueden ir directas a las plataformas sin pasar por los cines”. No es algo que preocupe especialmente al responsable de Portocabo: “Como yo soy de tele, yo hago un producto audiovisual. Claro que me gusta hacer una película y que se estrene en cines, pero me quedo tan ancho si eso no sucede y llego igualmente al espectador, que es lo que quiero”.
Otra cuestión de gran calado es la propiedad de la IP de las series y películas. No es baladí que el modelo de los originals calara tan bien en nuestro país, ya que España siempre ha sido el país con “menos capacidad de conservar la IP de toda Europa”. En palabras de Blanco: “Es algo cultural, pero también legislativo. Hay países, como Francia o Inglaterra, que fijan la posición de los agentes de la producción. Aquí no tenemos una legislación tan favorable para la industria”. Por lo menos, para la industria, paradójicamente, española.
Spain Audiovisual Hub y ‘Bienvenido, Mister Marshall’
Según Blanco, en España se ha seguido un camino de legislación favorables a lo que define como “Bienvenido, Mister Marshall”, en alusión al clásico de Luis García Berlanga. Al igual que Villar del Río se engalanaba para los diplomáticos estadounidenses, la industria española hace lo propio a riesgo de limitar su propia libertad y riqueza: “Somos favorables para los que vienen de fuera y lo llamamos Spain Audiovisual Hub. No digo que esté mal, es una maravilla. Pero es una pena que nos esforcemos tanto en colocar dinero y favorecer que vengan a rodar aquí en España y nos olvidemos que más importante que eso, mucho más, es la creatividad local”.
“Si se genera poso y cultura, obtenemos un efecto multiplicador en la industria”, explica el director general de Portocabo, invitando a la industria a mirar más allá de la inmediatez de los encargos: “El plan ofrece empleo y dinero, que no es poco, pero es solo eso. Legislativamente, favorecemos mucho más las inversiones internacionales aquí que mimar las producciones nacionales locales que puedan viajar. Y no es una cuestión de más dinero, sino de lograr una legislación más favorable para los que pretendemos retener la IP”.
“Somos favorables para los que vienen de fuera y lo llamamos Spain Audiovisual Hub. No digo que esté mal, es una maravilla. Pero es una pena que nos esforcemos tanto en colocar dinero y favorecer que vengan a rodar aquí en España y nos olvidemos que más importante que eso, mucho más, es la creatividad local”.
La visión de Blanco no es pesimista. Celebra la predisposición creciente de las plataformas de ceder la IP al productor y volver al clásico modelo de ventanas. Pero sí es consciente de que gran parte de la producción española se siente cómodo con el modelo de encargos, y las decisiones industriales más inmediatas buscarán favorecer ese modelo.
El enfoque de Portocabo es diferente: “Creo que hacer dos series buenas y que retengas IP, lo que te permite tomar decisiones y distribuir en el mercado, es mejor que hacer cuatro en las que no tengas nada y trabajes solo por encargo. (…) Si algo se diferencia Portocabo es que conservamos la línea editorial de los productos que hacemos, en mayor o menor medida. Somos la productora con mayor propiedad de series de España. Ese es mi patrimonio. Soy propietario o copropietario, y los canales y plataformas son mis socios, no mis empleadores. Es un matiz muy importante”.
Hacia un cambio legislativo: predicando en el desierto
En esta lucha por la IP, Portocabo se siente “poco acompañado”. Para Blanco, es una cuestión “natural”: la producción española ha nacido y crecido en un modelo de televisiones en abierto que, si bien generaron un boom económico, desde sus inicios tuvieron una “legislación muy laxa” y contraria a la tendencia europea. “Han conseguido que sus sectores sean mucho más sólidos, porque en vez de acumular volumen de ingreso y facturación en plataformas y cadenas, se ha repartido, aunque sea en un porcentaje menor, en las productoras”, explica.
“Somos el único instituto cinematográfico audiovisual of Europa what no subvenciona la tele. No se puede estar más años de espaldas a esto”.
Ante este contexto, y apoyándose en la normativa europea relativa a las industrias culturales, Blanco aboga por legislar en este sentido: “No esperes un consenso. Es como subir el salario mínimo. ¿Qué será mejor para el empresario en el futuro? Si no lo legislas, no puedes esperar que haya un porcentaje de propiedad que te lo “regalen” Telecinco o Antena 3 por gracia divina”.
La cruzada de Blanco no pasa por la imposición, consciente de que “predica en el desierto” en un contexto en el que el “90% de las productoras trabaja por encargo”. Su enfoque es hacer ver, poco a poco, los beneficios que implicaría una modificación de la legislación que ponga el foco en las productoras y en los creadores; pequeñas revoluciones que, del mismo modo, aportarían grandes beneficios a las cadenas y plataformas.
“Me parece increíble que el ICAA no solo no dé ayudas, sino que sus propios reglamentos no den cabida a la realidad de las series. No es que esté obsoleto, es que está jurásico”.
El responsable de Portocabo ejemplifica este razonamiento en lo que define como una “deuda histórica”: que no existan ayudas del ICAA para televisión. “Somos el único instituto cinematográfico audiovisual de Europa que no subvenciona la tele. No se puede estar más años de espaldas a esto. Y una cosa llevaría a la otra. Si hay subvenciones del ICAA, solo se podrá presentar el productor. Las televisiones podrán plantearse darle al productor el 51% de la IP, tener que pagar un 30% menos en la financiación de la serie y hacer dos series en vez de una. Y si sale mal, tendrías menos riesgo”, explica Blanco, animando a la industria a identificar las grandes oportunidades que residen en esta aproximación.
Queda trabajo por hacer: “Cada vez hay más gente de acuerdo con el discurso. Aunque no se vea, el mercado de la televisión es más grande que el cine. Yo sé que la cuestión de las salas es muy importante, pero este es un temazo. Pero está costando. Y, aparte, me parece increíble que el ICAA no solo no dé ayudas, sino que sus propios reglamentos no den cabida a la realidad de las series. No es que esté obsoleto, es que está jurásico”.
A report by Sergio Julián Gómez
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