Postproduction in times of AI: tools… and extinction?
En esta Tribuna, Fran Porras, supervisor de VFX del estudio de efectos visuales Dare Planet, reflexiona sobre el creciente uso de la IA (Inteligencia Artificial) en procesos de postproducción y cómo este fenómeno está modificando la industria.
Se dice que cuando Phil Tippett, responsable de los efectos prácticos de Jurassic Park, observó los dinosaurios generados por ordenador que ILM había desarrollado para la película, acertó a decir a su director, Steven Spielberg: “Me acabo de extinguir”.
La industria audiovisual ha vivido todo tipo de transformaciones y en su memoria genética está el saber adaptarse y superar los retos a los que ha ido enfrentándose. Alcanzamos 2024 con un esperado acuerdo entre el Sindicato de Actores (SAG-AFTRA) y la Alianza de Productores (AMPTP) que ha tenido paralizada las producciones 118 días y que, entre otras peticiones, exigía protección ante el auge de la Inteligencia Artificial. Estas medidas, lejos de ser anecdóticas, evidencian un escenario a corto plazo (si no inminente), en el que hasta la imagen de los actores y su voz serán fácilmente replicables gracias a tecnologías basadas en Inteligencia Artificial generativa.
La postproducción cinematográfica y la industria de los efectos visuales forman parte de esa amenaza; siendo a su vez, uno de los sectores más vulnerables al cambio. Nos encontramos ante una migración tecnológica sobre cuyo alcance tan solo podemos especular, pero cuyos resultados ya están en marcha. Sobre la mesa está el debate sobre si estas herramientas vienen a hacer nuestro trabajo más fácil, o si forman parte de una “extinción” anunciada.
Herramientas de IA ya aplicadas en el mundo VFX
Según los analistas de Goldman Sach, la tecnología basada en Inteligencia Artificial podría exponer a la automatización el equivalente a 300 millones de puestos de trabajo, aunque la mayoría de los empleos e industrias estarían solo parcialmente expuestos a este cambio. Más que de un reemplazo, estaríamos hablando de una complementación. Los que trabajamos frente al ordenador procesando fotogramas, llevamos meses conviviendo con algunas de estas herramientas, y ya tenemos claro que han venido para quedarse. Que los grandes desarrolladores de software como Foundry o Adobe estén desarrollando e implementando herramientas basadas en IA en los programas de composición y edición de imagen, apoya el discurso de que las personas involucradas en estos procesos no van a verse reemplazadas por máquinas, ya que eso iría en contra de su modelo de negocio. A día de hoy, herramientas como “Copycat" of Nuke están siendo aplicada con éxito en aquellas tareas repetitivas en las que el entrenamiento de la herramienta compensa el volumen de planos al que haya que aplicar un determinado efecto. Las herramientas de extracción de mattes, continúan evolucionando y aunque prometen aligerar jornadas enteras de rotoscopia, a día de hoy, siguen sin compensar las virtudes de plantar un buen croma. En este aspecto, y a fin de saciar la curiosidad de una parte importante de los lectores, me temo que estos avances no se están viendo reflejados en los presupuestos (de momento).
Los que trabajamos frente al ordenador procesando fotogramas, llevamos meses conviviendo con algunas de estas herramientas, y ya tenemos claro que han venido para quedarse.
El aspecto más disruptivo que esta tecnología plantea en nuestra industria tiene que ver con la naturaleza artística de muchas de las tareas asociadas a los efectos visuales. Las herramientas de Inteligencia Artificial de generación de imagen a través de texto, o a través de imagen como Midjourney, Pika, Krea o Stable Diffusion, ofrecen la posibilidad de generar imágenes de gran realismo a través de una descripción debidamente formulada. Si bien es cierto que estos procesos requieren de un perfil especializado que se entienda con la herramienta, y que sea capaz de llevar el resultado a una narrativa específica, la ejecución artística queda relegada a un segundo plano. Ya no es tan indispensable la maestría con el lápiz en la elaboración de un diseño conceptual o de un “mattepaint”, como lo es conocer y desenvolverse con todas y cada una de las herramientas que a diario aparecen en el mercado. Para algunos supondrá una democratización de los procesos, otros pueden que lo sientan como la muerte del arte; pero, por encima de ello, siempre habrá una persona especializada en el proceso.
Por si fuera poco, si una ventaja tiene esta tecnología, es su scalability. A día de hoy se puede acceder a ella y obtener grandes resultados tanto a nivel usuario haciendo uso de un ordenador personal, como en las escalas más grandes de audiovisual. Diferenciarse va a convertirse en uno de los mayores retos del sector.
La IA, reflejo del signo de los tiempos
En su famoso ensayo “La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica” (1936), Walter Benjamin decía: “El cine no sólo se caracteriza por la manera como el hombre se presenta ante el aparato, sino además por cómo con ayuda de éste se representa el mundo en torno.”
He cine, como herramienta de expresión artística, no deja de ser un reflejo del mundo en el que vivimos. Y sí: este va a ser el siglo de las inteligencias artificiales, de la automatización y de la democratización del talento.
Seguramente Benjamin no tenía en mente el alcance que la tecnología tendría en la manera en la que percibimos y representamos el mundo. La manera en la que una Artificial intelligence te genera una obra de arte, directamente, desmontaría su concepto del aura. Más acertado es esta última mención a cómo el cine, como herramienta de expresión artística, no deja de ser un reflejo del mundo en el que vivimos. Y sí: este va a ser el siglo de las inteligencias artificiales, de la automatización y de la democratización del talento.
Fran Porras
Supervisor de VFX del estudio de efectos visuales Dare Planet
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