Granjas de procesado y postproducción: ¿un destino del que no se puede escapar?
Jaume Campos, supervisor de VFX en Onirikal, analiza cómo la creciente demanda de efectos visuales y las cada vez más exigentes resoluciones están proponiendo retos inéditos a los estudios de producción, que ven las granjas de procesado como una solución que, por ahora, no se adapta al 100% a la idiosincrasia de la industria española.
Durante los últimos años, ha habido una evolution en el uso de los visual effects en nuestra industria. Todas las producciones, incluso las más pequeñas (y las que menos pensarais), acaban teniendo efectos visuales, ya sean para cosas como borrar elementos de fondo o añadir elementos más complejos.
Esta tendencia responde a una evolución natural de la industria. La postproducción permite mucho más control, lo que también trae un importante ahorro de costes. Si prendes fuego a un elemento en rodaje, no puedes controlar qué hace ese fuego, dónde va y cuánto dura. Sin embargo, en postproducción, si se quiere, el efecto puede ir al píxel. Además, el progreso de la tecnología ha permitido ganar realismo en cada elemento. Antes sí se podía notar el típico fuego de librería postproducido, pero ahora el resultado es diferente.
A mayor resolución, mayores necesidades tecnológicas
La mejora en la calidad de los procesos de postproducción nos ha llevado a la obligación de incrementar la fuerza de procesado de nuestras máquinas. “Antiguamente” se podía hacer una inversión en comprar unos equipos que te podían durar cinco o seis años sin ningún tipo de problema. Ahora la curva es mucho más exponencial, lo que hace que los ordenadores se queden atrás más rápido.
Cuando compramos workstations (render nodes) para nuestra render farm en Onirikal, sabemos que es muy probable que en dos años su rendimiento caiga a la mitad en comparación con nuevos equipos. Obviamente, por mucho que mejore la tecnología y se optimice el software, necesitamos mejores ordenadores que procesen mucho más rápido. Es un mundo complejo: una empresa puede mejorar el rendimiento de herramientas antiguas, pero lo más seguro es que también añada nuevos procesos que sí que requerirán de mayores recursos…
Esta exigencia creciente va ligada con que las producciones cada vez sean de más resolución. Hace seis años todo se hacía a 2K; hace cuatro años, en 4K, y, ahora, es habitual encontrar producciones a 6K, lo que implica trabajar con archivos de tamaños mucho mayores, de 6.000 x 4.000; y eso hace que se ralenticen los procesos, ya que se debe ser mucho más preciso.
¿Es viable externalizar el procesado?
Ante esta mayor necesidad de procesamiento, se presentan alternatives para los estudios. Entre ellas, al margen de mejorar las granjas de renderizado, figura la posibilidad de externalizar el procesado o el renderizado. Sin embargo, es algo más complejo de lo que pueda parecer.
La realidad de los estudios de postproducción es que cada uno tenemos construido nuestro propio pipeline: una conjunción de software, plug-ins, versiones e incluso desarrollos internos únicos que, para poder externalizar estos procesos, tienen que encajar con la oferta de los proveedores. Solamente los estudios pioneros, los más grandes y potentes a nivel económico, se pueden permitir estar a la última versión de todo lo que sale. Esto trae problemas a los estudios pequeños o medianos como nosotros. El objetivo será sacar los renders lo más rápido posible, pero si hay problema con la compatibilidad de los plug-in, la oferta de las granjas o es necesario cachear algún elemento en un archivo, acaba siendo un problema.
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Existen dificultades, pero diría que sí o sí llegaremos a un punto en el que muchos estudios estarán forzados a utilizar estas vías. Si hoy te entra una producción con archivos a 6K y tu tiempo es limitado, aparecerán dos opciones: o se emprende una inversión de varios miles de euros en ordenadores para ampliar la render farm (que posiblemente quede obsoleta en un par de años), o se externaliza.
Cuestión aparte son las producciones en 8K o incluso más. Nosotros hicimos un trabajo para el Museo de Cera de Barcelona para una atracción inicial de resolución 32K. Pudimos gestionar este proyecto que fue muy exigente, ya que todo era 3D, ya que tuvimos mucho tiempo por delante. Pero si el proyecto fuera para un plazo de un par de semanas, sí o sí tienes que sacarlo fuera.
La realidad española
Sobre el papel, la decisión de externalizar estos procesos parece sencilla, pero todo depende de cada proyecto. A nivel nacional, desgraciadamente, la mayoría de las producciones no te permiten tomar este tipo de decisiones. Estos proyectos requieren su coste y tienes que estar muy seguro de que vas a poderlo sacar todo bien o no vas a necesitar nuevas versiones de cada render.
No creo que sean las granjas cloud las que tengan que abaratar sus costes, sino que es muy importante que las producciones de aquí entiendan de que es necesaria una mayor inversión en los procesos de efectos visuales y postproducción. Los procesos cada vez son más lentos, tediosos y puntillosos; requieren de mucho tiempo y esfuerzo.
En los últimos años, en Onirikal no hemos tenido que recurrir a las render farm externas, pero sí que ha habido proyectos en los que en algún punto se nos ha planteado la opción. Los costes, la inversión reducida de las producciones, los problemas de compatibilidad con el pipeline e incluso los contratos de confidencialidad (o NDA) de las producciones dificultan la implementación de unos procesos que, aun así, son razonables desde el punto de vista de la evolución de la tecnología. Sin embargo, llegarán. ¿Estaremos preparados (industria, estudios, productoras, proveedores cloud) para cuando esta transición sea, prácticamente, obligatoria?
Jaume Campos
Supervisor de VFX en Onirikal
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