Back to the past: the technology with which 'Lo de Évole' has resurrected 90s television
Con motivo de la entrevista de Jordi Évole a la periodista Julia Otero, Lo de Evole (Producciones del Barrio) propuso un interesante acabado visual que imitaba la televisión de los 90 con su propias soluciones técnicas. Paco Amate, director de fotografía; y Jaume Obiols, jefe técnico del doble episodio y cofundador de 16nou/Blackfish Studio, traslada la intrahistórica tecnológica de este particular regreso al pasado.
A la hora de recrear un look retro, la tecnología está a la disposición de los responsables tecnológicos y creativos. Actualmente, existen cientos de filtros y herramientas de postproducción capable of simular aquella textura que residía en las retransmisiones de nuestras televisiones de tubo. Sin embargo, no deja de ser un mero engaño: si el sensor de la fuente de captación cuenta con los últimos avances tecnológicos, posiblemente no importe cuántos trucos se utilicen en los procesos de etalonaje. Es imposible escapar a la definición.
Este axioma lo descubrió de primera mano el equipo de Producciones del Barrio, responsables del doble capítulo Lo de Julia, una entrevista en profundidad a la periodista Julia Otero. Una vez que Laura Herrero, realizadora, propuso a Paco Amate ambientar la conversación en un plató similar al de La Luna (TVE) copiando su estética visual, comenzó una carrera contrarreloj para encontrar la fórmula tecnológica que lograra capturar el particular feeling de la televisión de finales del S. XX.
Pruebas de cámara
The team of Lo de Évole se puso en contacto con Jaume Obiols, quien ejercería de jefe técnico del doble capítulo. En ese momento, se puso manos a la obra mano a mano con Amate para elegir la cámara que conduciría este particular retorno a la televisión de hace más de tres décadas.
El enfoque inicial de Obiols fue poner a prueba varios sistemas de captación para tratar de encontrar la estética adecuada. El jefe técnico montó un bodegón en el plató de Blackfish Studio para poner a prueba tres modelos de cámaras distintos: “Una cámara de plató puro, una 4000 de Panasonic con una óptica broadcast; una cámara Canon C300 Mark II con un adaptador para ópticas de vídeo, ya que sabía que esta era la solución que solían usar; y una cámara P2 de hace unos añitos que tenía la posibilidad de ser configurada en formato 4:3 en SD”.
Después de que Amate definió la iluminación para hacer el test y se montaron los tiros de cámara solo quedaba elegir una de las tres opciones… o ninguna.
La elección final: Betacam Digital
Al director de fotografía de Lo de Évole no le convencieron las propuestas visuales de ninguna de las three cameras. La seguía viendo “demasiado actual”, con las líneas “muy definidas”, tal y como recuerda. Amate llevaba días estudiando la televisión de finales de los 80, y las cámaras, por muchos filtros o resoluciones planteados, no conseguían capturar el feeling de la época.
Fue entonces cuando a Obiols se le ocurrió una idea. Corrió al fondo de su almacén y de ahí sacó una cámara Betacam Digital, retirada “justamente para eso, para el momento en el que algún loco quisiera rodar en este formato”.
En el momento en el que Obiols montó la cámara y la dupla pudo ver en tiempo real la imagen que capturaba en un monitor de 4:3 con una salida compuesta, sabían que habían encontrado el look que buscaban. “Fue como amor a primera vista”, reconoce Amate.
El problema llegaría después. ¿De dónde podrían sacar en apenas unos días otras three cameras para poder crear una producción a cuatro cámaras? En ese momento, apareció la figura de Pau Domingo, jefe de producción de lo de Évole, quien consiguió encontrar en tiempo récord otras Betacam Digital en perfecto estado, valiéndose de diferentes casas de alquiler de la ciudad condal.
Un flujo de trabajo noventero
Lo de Évole, posiblemente uno de los formatos más cuidados de la televisión en abierto de la actualidad, tiene un vertiginoso ritmo de producción. Constantemente se crean nuevos contenidos, se dan forma y se postproducen. Producciones del Barrio, por tanto, necesitaba que esta apuesta por el rodaje en SD se adaptara a su flujo de trabajo habitual. Y es que desde los primeros test de cámaras hasta su estreno en LaSexta solo transcurrieron tres semanas.
Obiols lideró la creación del flujo de trabajo de la entrevista a Julia Otero. Gracias a su experiencia en la industria broadcast pudo recordar que los modelos de Betacam Digital contaban con una salida opcional SDI. Tras lograr implementar esta solución en las cámaras, la entrevista se capturó para la posteridad empleando un grabador Blackmagic HyperDeck Pro: “La captación de la imagen ha sido fidedigna: el material se exportó en SD y en 4:3, sin más añadidos”, recuerda el jefe técnico. La solución de Blackmagic, eso sí, deja exportar en formato ProRes 4:2:2, lo que permitió que el equipo de postproducción de Producciones del Barrio no tuviera que modificar su flujo de trabajo habitual.
En cuanto a la elección de las ópticas, Obiols puso a disposición del equipo de cámaras (veteranos que habían manejado las Betacam Digital en varias ocasiones a lo largo de su trayectoria profesional) las Canon J16. Todo funcionó a la perfección. El único fallo fue un filtro defectuoso en una de las cámaras, problema que fue rápidamente corregido por el equipo de producción.
La postproducción de Lo de Julia
Durante la grabación del doble episodio de Lo de Évole se grabaron las cuatro señales individualmente. No hubo un premontaje o una realización en directo: fue labor del equipo de postproducción dar forma al doble episodio.
A nivel de montaje, el equipo liderado por David López se mantuvo fiel al estilo de la época, con transiciones básicas and one cabecera adaptada para la ocasión. Sin embargo, el etalonaje requirió de un trabajo adicional que ayudó a capturar aún mejor la esencia de la televisión de finales de los 80.
Tal y como cuenta Amate: “El color lo hizo Jordi Bransuela. A pesar de que conseguimos la iluminación que buscábamos, el resultado llegó un poco desaturado y quizá con demasiada definición. Más allá de corregir alguna variación en alguna cámara, trabajamos en esas dos áreas para seguir persiguiendo el look que queríamos”.
El regreso de El Último de la Fila
La segunda parte de Lo de Julia, la cual se estrenará el domingo 1 de mayo y estará inmediatamente disponible a través de AtresPlayer, cuenta con una sorpresa que se preparó para Julia Otero: la actuación de El Último de la Fila, la primera banda que actuó en La Luna.
Para este fragmento musical, Anate, Obiols y todo el equipo de producción decidió rescatar el espíritu visual de aquellas actuaciones que solían poblar la televisión española: “Nos fijamos mucho en las actuaciones de televisión de la época e intentamos usar los mismos recursos: colores puros, luces móviles, cámara en mano…”.
Para capturar la luz de esta actuación, igual que como hizo para trabajar la iluminación del doble episodio de Lo de Évole, Anate se decantó por luces de la época, siempre y cuando estuvieron disponibles. La actuación se rodó con las mismas cámaras y lentes del resto de la entrevista, si bien se aplicó el filtro cross para aportar más textura e imperfecciones a la imagen.
Además, se utilizó una característica particular de las Betacam Digital: su duplicador. “Las Betacam Digital cuentan con una palanca que te pone una lente entre la óptica y el sensor, multiplicando por dos el alcance de la óptica. Es cierto que emborrona la imagen y crea duplicaciones, pero quedó muy bien en la actuación musical”, comenta Obiols.
Los grandes desafíos
Viajar 30 años en el tiempo para rescatar la puesta en escena y la tecnología de los programas de entrevista de la época no ha sido una tarea sencilla. Ha estado repleto de desafíos que han sido superados con creatividad, preparación y saber hacer.
Obiols considera que el momento más crítico fue cuando se decidió elegir las cámaras Betacam Digital: “Mi temor fue que cada una fuera de su padre y de su madre. (…) Sin embargo, pudimos trabajar con normalidad una vez cambiamos el filtro”. Por su parte, Amate reconoce que la iluminación es lo que más le preocupaba. Tras formarse en profundidad, incluyendo una investigación sobre el tipo de aparatos que utilizaban, llegó a la conclusión de que las cámaras serían fundamentales, pero también la estética.
Las Betacam Digital proporcionaron un acabado concreto, pero no hubiera servido de nada sin un diseño de iluminación cuidado, una scenography acorde a la época y un imprescindible trabajo de post-production. Y es que, aunque la tecnología sea fundamental para un regreso al pasado como el de Lo de Évole con Julia Otero, existen proyectos en lo que es imprescindible que todo encaje.
A report by Sergio Julián Gómez
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