La radiodifusión y el satélite: una pareja de futuro
El consejero delegado de Hispasat, Carlos Espinós, analiza en esta Tribuna el futuro de la radiodifusión teniendo en cuenta la irrupción de la IPTV, la televisión híbrida, la distribución de contenidos multipantalla y la Ultra Alta Definición.
El sector de la radiodifusión vive un momento apasionante de cambios y novedades de todo tipo: tecnológicas, de hábitos de consumo, de modelos de negocio. Algunas voces hacen ya pronósticos agoreros sobre la muerte, que dan por segura, de la televisión lineal, la que se ve en la pantalla del hogar y con programaciones prestablecidas. Dicen que en un futuro casi inmediato la televisión sólo se va a ver en Internet y a la carta, en distintos dispositivos y en cualquier lugar.
Sin embargo, eso no va a ser exactamente así, al menos en la próxima década. Es verdad que se están abriendo paso nuevas formas de ver televisión, pero los datos más rigurosos y recientes señalan, en primer lugar, que el número de hogares con televisor en el mundo va a incrementarse en más de 120 millones entre 2012 y 2015. Y que, de todas las tecnologías que transportan estos contenidos, las que más van a crecer son las plataformas de televisión DTH, que emiten a través de satélites, con un incremento de 100 millones de hogares (de hecho, según un estudio de Digital TV Research, los ingresos de la televisión por satélite superarán a los de la televisión por cable ya este mismo año); y las de cable, con 62 millones más. Mientras que la TV en IP no superará los 45 millones más.
Así pues, siguen triunfando la pantalla y los formatos más tradicionales para ver contenidos audiovisuales. Euroconsult prevé que la oferta de canales lineales aumente en un 50% en 10 años, alcanzando los 48.000 en 2021. Dentro de estos, el incremento de los canales en alta definición (HD) será aun mayor proporcionalmente, ya que se triplicarán, pasando de los 5.600 de 2012 a los 17.000 estimados para 2021.
También está aumentando notablemente el consumo de televisión en los últimos años, pero aún hoy sigue manteniéndose la televisión lineal como tendencia claramente imperante frente a la televisión bajo demanda.
Según un estudio de IHS, este predominio continuará en los próximos años: aunque la proporción vaya decreciendo, en el año 2017 los canales tradicionales todavía superarán como mínimo el 75% del mercado televisivo incluso en los países más avanzados tecnológicamente, mientras que el consumo de televisión on-line no pasará del 7% y el vídeo de pago alcanzará un máximo del 5%. Dentro de la televisión de pago, la cuota de mercado de los servicios OTT no superará el 10% en 2017 en EEUU, uno de los países con mayor desarrollo de los mismos; y ello a pesar de que casi van a duplicar sus cifras de negocio en estos años.
Todos estos datos nos indican, por tanto, que se están dando los primeros pasos de un cambio de paradigma en el mundo de los contenidos audiovisuales y en la manera de consumirlos, pero que este cambio no va a suponer el fin de la televisión tal y como la hemos conocido hasta ahora. Lo que sí está evolucionando muy deprisa es la exigencia de los usuarios respecto a la calidad de las imágenes y la posibilidad de verlas donde y cuando quieren, así como las tecnologías que permiten dar respuesta a estas demandas. Estas exigencias son las que van a marcar el futuro de la televisión.
El 4K como punta de lanza
La tecnología que está permitiendo incrementar sensiblemente la nitidez de las imágenes y mejorar la experiencia inmersiva de los usuarios es la Ultra Alta Definición (UHD). El 4K multiplica por cuatro el número de píxeles de la alta definición convencional, consiguiendo una resolución mucho mayor (4.096×2.160). Pero no es sólo eso; la UHD significa también mayor velocidad de trama (frame rate), que aumenta la resolución temporal para percibir con mayor calidad las imágenes en movimiento, una más amplia gama de color y mayor profundidad de bit, que permite mejorar la transición entre colores, así como un incremento del rango dinámico para visualizar mejor los detalles en condiciones de poco contraste.
La calidad de imagen es uno de los factores más relevantes para el cliente de TV de pago, por lo que contar con canales en 4K va a constituir una ventaja competitiva para las plataformas de televisión. Además, los precios de las televisiones UHD han disminuido de forma exponencial en el último año, y se espera que en uno o dos años sean equivalentes a las actuales televisiones de HD. Por otro lado, ya hay muchos contenidos, como las producciones cinematográficas, que se están produciendo en 4K en origen. Todo ello nos lleva a creer que el desarrollo comercial de esta nueva tecnología va a ser rápido, aun más de lo que lo fue el de la HD. Y esperamos que el satélite, que ya tuvo un papel preponderante en el desarrollo de la alta definición o en el de la digitalización de la televisión por ser el canal más eficiente para difundir tanta cantidad de información, pueda ser también el medio de referencia en este nuevo proceso.
No obstante, para lograr una rápida implantación de esta tecnología en los hogares harán falta diferentes complementos que hagan viable su implementación. Uno de ellos es el estándar de codificación HEVC (High Efficiency Video Coding), que se publicó en enero de 2013 y está destinado a ser un elemento clave en el desarrollo de la difusión en 4K, mejorando la eficiencia en codificación en un 50% en comparación con el anterior estándar, el MPEG-4.
Esta vía de trabajo también se está explorando en el sector de los satélites. Para lograr una mayor eficiencia en la transmisión se ha desarrollado una actualización del sistema DVB-S2, llamada DVB-S2X, que permite un incremento en la eficiencia del 30-40% para servicios bidireccionales y en torno a un 10% para servicios unidireccionales, como las plataformas DTH clásicas. El uso combinado del HEVC y el DVB-S2X permitirá unas mejoras en la eficiencia de hasta el 60%, lo que facilitará enormemente la implantación de la UHD al lograr un mejor uso de las bandas de frecuencia y unos precios más ajustados. Se espera que dentro de dos años, coincidiendo con los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, estos nuevos sistemas de codificación y transmisión permitan transmitir el 4K en anchos de banda similares a los del HD en sus inicios. El calendario, similar al de la implantación de la alta definición, podría materializarse incluso en un menor periodo de tiempo, gracias al entusiasmo que despierta esta nueva tecnología entre industria, operadores y consumidores.
Libertad multipantalla
Además de mayor calidad de imagen, los consumidores quieren tener la posibilidad de acceder a los contenidos audiovisuales desde cualquier dispositivo, en cualquier momento y lugar. No se renuncia a la televisión lineal, que sigue siendo la reina de las pantallas domésticas, pero ahora se suman otros dispositivos y otros formatos y se consume cada vez más televisión fuera de casa, aunque en proporciones aun pequeñas.
La televisión multipantalla es ya una realidad en todo el mundo, pero la mayor parte del consumo televisivo se sigue haciendo en casa en todos los tipos de dispositivos: televisiones, ordenadores de sobremesa, portátiles, smartphones o tablets.
Recapitulemos: si crece el consumo de contenidos audiovisuales multipantalla, si éste se sigue haciendo sobre todo en el hogar y si se ven mayoritariamente los canales tradicionales, la conclusión es que el satélite se constituye en el mejor medio para la transmisión de los mismos por su capacidad, cobertura global, alta calidad y versatilidad. La integración de los servicios de radiodifusión por satélite en las redes IP (Internet Protocol) y, por tanto, la conversión de la señal del satélite a IP es el elemento vertebrador de la experiencia multipantalla en el hogar, ya que permite la distribución de estos contenidos, en alta calidad y de forma simultánea y personalizada, a cualquiera de los dispositivos conectados a la red IP doméstica. Las ventajas de la distribución IP son evidentes: expande la experiencia de la televisión tradicional a los nuevos dispositivos en cualquier ubicación, libera el tráfico de las redes de banda ancha y aporta valor añadido al contenido de los operadores de pago.
Esta integración de las señales satelitales en las redes IP va a permitir que todas las mejoras conseguidas hasta ahora en términos de calidad, cantidad y ubicuidad de los contenidos televisivos del satélite se puedan disfrutar de la forma más rentable para operadores y consumidores, ya que se podrán aprovechar y optimizar las redes ya existentes. En Hispasat trabajamos en diferentes proyectos encaminados a lograr este objetivo, como la implantación del protocolo de telecomunicaciones SAT>IP, por medio del cual la señal del satélite es convertida a IP justo en el punto de recepción gracias a un pequeño servidor que puede estar localizado en la propia antena o en el hogar del usuario, sin tener que realizar instalaciones complejas ni generar costes añadidos. Así, esta tecnología permite ofrecer contenidos vía satélite de alta calidad en todas las pantallas del hogar de una forma más eficiente.
Estos mismos principios han guiado el proyecto de innovación ICT2020, liderado por Hispasat, que ha trabajado en la optimización de las Infraestructuras Comunes de Telecomunicación (ICT), con el fin de aprovechar los recursos ya existentes en los edificios para los nuevos desarrollos de tecnologías y servicios de telecomunicaciones y de mejorar su uso para soportar mayores volúmenes de información, con soluciones que permiten la integración entre el satélite y la fibra óptica.
Un horizonte híbrido
En definitiva, el sector de la radiodifusión vía satélite se encuentra en un momento de plena efervescencia y ofrece un interesante horizonte para la innovación tecnológica, que tendrá que responder a los múltiples desafíos que plantean las demandas de los usuarios, la convergencia de formatos y redes y los cambios que ya se están produciendo en los modos de ver televisión. Un horizonte que, como hemos visto, será, desde luego, híbrido y en el que convivirán muy diferentes formas de consumo de contenidos audiovisuales, lineales y bajo demanda, de transporte de las señales y de tipos de pantalla.
Para los profesionales del sector satelital se abre así un interesante camino en el ámbito de la radiodifusión, ya que los contenidos audiovisuales se están convirtiendo en el servicio más apreciado por los usuarios. El interés que las operadoras de telecomunicaciones están mostrando por ofrecer este tipo de servicios de valor añadido a sus clientes así lo pone de manifiesto. Las compañías telefónicas no quieren quedarse al margen del creciente mercado de los contenidos ni limitarse a ser sólo las que transportan voz y datos, y están adaptando sus estrategias comerciales para integrar televisión y cine.
En toda esta evolución, el satélite puede tener un papel muy importante. Ya es un elemento clave en la distribución de contenidos audiovisuales, tanto de manera directa en las plataformas DTH, que emiten a través de satélites, como en las redes de TDT y de cable, donde actúa muchas veces como enlace entre cabeceras.
También va a poder integrarse con las redes IP para distribuir contenidos vía satélite a todo tipo de dispositivos domésticos. Y está liderando la difusión de contenidos 4K de alta calidad. Por su gran capacidad, que le permite emitir con altísimos niveles de calidad; porque puede llegar a cualquier punto de la Tierra, cosa que las redes terrestres no siempre consiguen; y por su alto desarrollo tecnológico y la facilidad de despliegue de su red, el satélite está llamado a constituirse en una de las principales tecnologías para la radiodifusión.
Ahora tenemos que trabajar para transformar todas estas potencialidades en ventajas competitivas que nos permitan lograr este objetivo. Un desafío apasionante para todos los actores implicados en esta película.
Carlos Espinós
Consejero delegado de Hispasat
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