Adiós a Chicho Ibáñez Serrador, un genio que asustó, divirtió e hizo pensar al público de la pequeña y gran pantalla
Con 83 años, fallece el hombre que contribuyó a popularizar el cine de terror y fantástico y a revolucionar la televisión en España con formatos como el mítico ‘Un, Dos, Tres… responda otra vez’ o ‘Hablemos de sexo’.
Narciso (“Chicho”) Ibáñez Serrador ha fallecido este viernes en Madrid a los 83 años tras ingresar de urgencia en un centro hospitalario.
El mítico director y realizador padecía una enfermedad degenerativa que le obligaba a estar en una silla de ruedas desde hacía varios años.
Narciso Ibáñez Serrador (1935, Montevideo, Uruguay) era hijo único de la pareja de actores Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador. Criado entre giras y escenarios, debido a una enfermedad que padeció de niño se convirtió en un ávido lector y desarrolló su vocación intelectual.
En la década de los cincuenta, ya en España, trabaja como actor en la compañía de teatro de su madre y, poco después, pasa a la dirección teatral. En 1957 regresa a Argentina y, junto a su padre, inicia una exitosa colaboración en teatro, radio y televisión. Ibáñez Serrador se convirtió en un reputado profesional como actor, realizador y guionista en la televisión argentina, firmando muchas veces sus textos con el seudónimo Luis Peñafiel.
Siendo el teatro sus orígenes, descubrió que la dirección y la escritura le atraían más que la actuación, convirtiéndose en lo que él denominó «autor que dirige» o «autor que realiza».
Llegó en 1963 a España, con cintas de sus trabajos en Argentina que presentó en Televisión Española, a la que trasladó todo lo que había aprendido en América, revolucionando y modernizando la televisión de los sesenta en nuestro país con series como Mañana puede ser verdad Ö La historia de Saint Michel, pero especialmente con Historias para no dormir (1966). A estas se suman los títulos para la pequeña pantalla El último reloj, El asfalto, Historias de la frivolidad j El televisor (1974). Especializado en adaptaciones literarias y biografías de personajes célebres, sobre todo en su etapa argentina, fueron sin embargo sus historias de ciencia ficción y de terror las que más impactaron al público.
Este género también lo cultivó en el cine, alumbrando emblemáticos títulos del fantástico y el terror español: La residencia (1969) y ¿Quién puede matar a un niño? (1976), de las que fue guionista y director.
Su sello de identidad también incluyó el humor, con las presentaciones previas que hacía en Historias para no dormir o en los ciclos de Mis terrores favoritos, a los que aportó un toque de ironía y comedia. En la carrera de este divulgador de los clásicos del género, también figuran novelas radiofónicas y las obras teatrales Aprobado en castidad, El agujerito j El águila y la niebla.
Fundó la productora Prointel en 1970 para desarrollar sus propias producciones en cine, televisión, teatro y publicidad, entre las que se encuentran el mítico programa Un dos, tres, responda otra vez…, uno de los formatos televisivos más longevos y exportados internacionalmente; Hablemos de sexo (que por vez primera abordaba en televisión el sexo sin tabúes), El semáforo Ö Waku Waku.
La trayectoria del hombre “tímido” que asustó, divirtió e hizo pensar al público fue reconocida con el Premio Nacional de Televisión en 2010, el Premio Maestro del Fantástico del Festival Nocturna, el Premio Ondas al Mejor Programa por Hablemos de sexo, premios Antena de Oro, Premio Iris y Premio Feroz de Honor, entre otros galardones, a los que se sumó recientemente el Goya de Honor en la última edición de los Premios de la Academia de Cine.
Hat Ihnen dieser Artikel gefallen?
Abonnieren Sie unsere RSS-Feed und Sie werden nichts verpassen.