La resurrección de ‘Pekín Express’ (Max): desafíos de un formato impredecible

Pablo Abelenda, director de contenidos de Warner Bros. ITVP, y Ana Jota Martín, productora ejecutiva de ‘Pekín Express: Objetivo Angkor’, trasladan todas las claves conceptuales y tecnológicas de la resurrección del emblemático programa, que inicia etapa en Max.

Ser los primeros en recorrer 2.500 kilómetros, atravesando Vietnam, Laos y Camboya, es el objetivo de los participantes de la nueva edición de Pekín Express. El programa belga creado por Ludo Poppe, tras agotar su primera etapa en la televisión en abierto en España bajo la producción entre 2008 y 2016 por parte de Boomerang TV, recibe una posible última oportunidad bajo el talento creativo de Warner Bros. ITVP y la plataforma Max.

El carácter “bajo demanda” de la ventana de streaming de Warner Bros. Discovery, unida a la evolución del consumo televisivo, ha dado alas a WB ITVP para adaptar ‘Pekín Express’ a las preferencias actuales de la audiencia. De esta forma, se reduce la duración de cada capítulo, se cambia su estructura narrativa para favorecer el cliffhanger y el consumo en maratón, y se opta por un modelo híbrido de participación en el que el ya establecido reclamo de la celebridad une fuerzas con un anónimo que acaba siendo la verdadera estrella del formato.

Al titánico trabajo en la sala de postproducción, con una narración construida a ciegas ante los informes de cada redactor, se une una enorme producción in situ con 26 cámaras y 200 profesionales de Warner Bros. ITVP y Eccholine, propietaria que da soporte sobre el terreno organizando medios de producción y permisos. Pablo Abelenda y Ana Jota Martín relatan los desafíos de un programa apasionante que, más allá de los elementos nostálgicos, consigue actualizarse para conseguir una personalidad adaptada al consumo televisivo contemporáneo.

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Reviviendo un formato en standby

Como muchos otros agentes en la industria audiovisual global, Warner Bros. ITVP encuentra oportunidades en la puesta al día de IPs con un recorrido histórico. Al igual que lo hizo recientemente con ¿Quién quiere casarse con mi hijo? o ¿Quién quiere ser millonario?, y nos sorprenderá próximamente con futuras IPs como Un, dos, tres… o Caiga quien caiga, la productora ha enfocado el renacimiento de Pekín Express como una evolución, no un mero reinicio. En palabras de Abelenda: “El desafío era poder coger un formato con respeto, dar a los fans lo que esperan y que el espectador se encuentre un capítulo de 60 minutos que pueda engancharle”.

Pablo Abelenda: “El desafío era poder coger un formato con respeto, dar a los fans lo que esperan y que el espectador se encuentre un capítulo de 60 minutos que pueda engancharle”.

Para Warner Bros. ITVP, la adquisición de los derechos de Pekín Express fue toda una oportunidad. “Es un formato de esos que tienen que descansar para después volver con más fuerza”, traslada el director de contenidos, convencido de que este tiene todos los ingredientes para seguir siendo relevante entre el público: “En España siempre hubo muy buen sabor de boca con el programa. Sobre todo, en las primeras temporadas, fue un programa que funcionó muy bien en Cuatro, pero ahora teníamos la oportunidad de agilizarlo en la edición y poder ofrecerlo con la duración maravillosa de 60 minutos que te puede ofrecer una plataforma. Y en este caso, consideramos que Max era la mejor pantalla para su regreso”.

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Una identidad apenas intacta

Hay IPs que precisan de una transformación completa para adaptarlo a las peculiaridades de la televisión contemporánea, como bien podría ser la transformación del Grand Prix con nuevos personajes y elementos de eSports. De cara a Pekín Express, el equipo de Warner Bros. ITVP ha considerado que es suficientemente “grande” por sí mismo, lo que les ha permitido mantenerse fiel a su identidad.

De hecho, si bien Abelenda opina que para otros formatos sí que se pueden observar otras referencias para hacer “robos con destreza”, reconoce que Pekín es diferente. Ana Jota Martín, productora ejecutiva, profundiza en las particularidades de Pekín Express: “Es muy grande y tiene muchos elementos que te hacen que no necesites buscar mucho más allá. Solo la carrera, que implica poner a personas en lugares que culturalmente contrastan con nosotros y que encima tengan que competir…”.

Ana Jota Martín: “Nombres absolutamente rimbombantes se quedaron fuera, porque cuando nos preguntaban si lo de dormir en casa de familias era mentira, los descartábamos. Queríamos una competencia real y creo que lo logramos”.

El único elemento tomado de realities externos, en palabra de Abelenda, es la decisión de contar con un “casting mixto” que aúna celebridades y anónimos; una decisión que surge más provocada por las tendencias del mercado que por el propio formato: “Justo hoy estaba viendo un headline que ponía ‘Reality TV is dead, celebrity is not’ (“Los realities están muertos, los famosos no”). Por una cuestión de marketing de cadena querían un tipo de casting mixto, pero se puede ver que tan pronto como en la segunda prueba la barrera se difumina, el famoso deja de ser famoso y te interesa más su acompañante. Mis personajes favoritos de la temporada, sin que se ofenda nadie, son los que no son famosos”.

“Una cosa que nos encantó de trabajar con Max en el casting de este programa es que fueron muy respetuosos. Nombres absolutamente rimbombantes se quedaron fuera, porque cuando nos preguntaban si lo de dormir en casa de familias era mentira, los descartábamos. Queríamos una competencia real y creo que lo logramos”, añade Martín.

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Añadiendo tintes cinematográficos a la realización

La oportunidad de transformar Pekín Express para ser disfrutado en una plataforma de vídeo bajo demanda ha permitido evitar las duraciones de su etapa lineal, que podían superar en ocasiones los noventa minutos. “Era demasiado largo”, explica Martín, quien considera que su nuevo montaje de menos de una hora otorga el intenso ritmo que acompaña al programa: “Son 55 o 60 minutos que son la pura esencia. No sobra nada”.

Pablo Abelenda: “No vas a ver todas las eliminaciones en todos los programas ni vas a saber si van a suceder. Hemos despeinado el formato para que los capítulos no tengan un cierre perfecto, sino que te provoque esa sensación de querer ver un capítulo más”.

Otro objetivo del equipo de Warner Bros. ITVP ha sido emplear la tecnología para resaltar la espectacularidad visual con imágenes captadas tanto con cámaras ENG como con drones. Este enfoque audiovisual se refuerza con una realización que, según Abelenda, apuesta por una “ambición cinematográfica” que se complementa con todo tipo de recursos gráficos narrativos y contextuales que ayudan al espectador a seguir con todo lujo de detalles el desarrollo de cada prueba.

Pekín Express, además, también mira a la estructura habitual de las ficciones televisivas para transformar su montaje “rompiendo el formato” y generando en los espectadores el deseo de ver el siguiente capítulo del reality: “No vas a ver todas las eliminaciones en todos los programas ni vas a saber si va a suceder. Hemos despeinado el formato para que los capítulos no tengan un cierre perfecto, sino que te provoque esa sensación de querer ver un capítulo más”.

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Una producción en tres países de 2500 kilómetros

De cara a la producción sobre el terreno, Warner Bros. ITVP ha contado con la colaboración de Eccholine, propietaria del programa que también se encarga de ofrecer soporte sobre el terreno preparando juegos y misiones. La compañía también fue responsable de la gestión de los permisos de grabación y toda la burocracia necesaria para hacer realidad un rodaje rodado durante tres semanas de mayo cubriendo 2.500 kilómetros en ruta a través de Vietnam, Laos y Camboya.

200 profesionales de 20 nacionalidades distintas se desplazaron en 18 furgonetas con un total de 26 cámaras (16 ENG y 10 GoPro) luchando contra todo tipo de inclemencias, así como las lesiones y problemas de salud derivados de la dureza de la carrera

Un total de 200 profesionales de 20 nacionalidades distintas se desplazaron en 18 furgonetas con un total de 26 cámaras (16 ENG y 10 GoPro) luchando contra todo tipo de inclemencias, así como las lesiones y problemas de salud derivados de la dureza de la carrera y los habituales problemas derivados de la alimentación. Especialmente relevante fue la lluvia, dado que desde Warner Bros. ITVP y Eccholine recuerdan esta edición como una de las “más lluviosas que se recuerdan”.

Durante las jornadas de rodaje en Vietnam provocó importantes desafíos para la preservación de los equipos y para el desarrollo de las pruebas, dado que una tormenta obligó a retrasar durante tres horas el arranque de la segunda parte de la carrera del primer episodio. Como contraste, las fases en Laos y Camboya estuvieron marcadas por el calor y humedad: temperaturas de hasta 40 grados con humedad superior al 97% afectaron a los concursantes y a los equipos de grabación.

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La posproducción y la gestión de media

La gestión del material audiovisual ha sido uno de los grandes desafíos de la producción de la presente edición de Pekin Express. Dos data managers situados sobre el terreno se encargaron de realizar toda la ingesta del material en resolución HD, optando por un almacenamiento físico que posteriormente voló de regreso a España para iniciar una postproducción de 7.271 horas: 6.559 de montaje, 252 de color y 360 de sonorización. ¿La misión? Condensar lo mejor de las 659 horas grabadas en nueve episodios de una hora de duración.

El equipo de postproducción ha tenido que condensar 659 horas de material en nueve episodios de una hora de duración.

Martín explica las fases de este ambicioso proceso de producción, cuyo montaje se realizó in-house, dejando el etalonaje y el sonido a una compañía externa: “Los redactores que han estado grabando sobre el terreno realizan de vuelta en Madrid el precorte de sus parejas. Luego, hay otro equipo que hace los juegos, los arranques de etapa y las llegadas a meta. Posteriormente, todo eso pasa por lo que nosotros llamamos “guion de estructura” dentro de edición, que es donde se unen todas las partes”. A continuación, fue el director de edición quien se encargó de adaptar la duración de los formatos o decidir introducir elementos como entradillas, voces en off, rótulos, mapas o planos de situación para terminar por conformar cada capítulo.

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La magia de la imprevisibilidad

“Realizar un programa gigante como Pekín Express es una vorágine”, sentencia Martín. Las jornadas comenzaban a la hora programada y las pruebas, si las condiciones meteorológicas lo permitían, se desarrollaban según lo previsto. No obstante, la entropía guía el desarrollo de cada una de las pruebas. Un redactor y un cámara acompaña a los concursantes, que tendrán que encontrar su manera de llegar a su destino. Estos están comunicados con el resto de equipo de producción vía mensajería móvil, lo que permite al equipo de producción coordinar sus esfuerzos para que todo llegue a buen puerto.

Ana Jota Martín: “En Pekín Express pones toda la carne en el asador y de repente surgen cosas que son maravillosas y que ni al mejor de los guionistas les podía haber ocurrido”.

“El desafío más gordo es mantener la cabeza fría y mantener la dirección del barco; que todo vaya hacia donde tiene que ir, porque están pasando cosas todo el rato: tanto en el contenido, como entre el equipo, ya que un redactor puede tener una gastroenteritis o un cámara se puede torcer el pie”, comenta la productora ejecutiva.

No obstante, es en medio de este caos donde surgen las historias, los momentos y, al fin y al cabo, la magia de Pekín Express. Entonces, todo merece la pena: “Lo más bonito ha sido ver, sentir y mantener entre todos esa pasión por el formato, por el reality y por la competición. En Pekín Express pones toda la carne en el asador y de repente surgen cosas que son maravillosas y que ni al mejor de los guionistas les podía haber ocurrido. Ver el resultado de la pasión y las ganas toda la gente de Warner, Max y Eccholine borra todas las noches sin dormir”.

Un reportaje de Sergio Julián Gómez.

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