‘La Memoria Infinita’ continúa su tournée de premios con el Goya 2024 a Mejor Película Iberoamericana
Maite Alberdi ha visto reconocida ‘La memoria infinita’, su emotivo documental sobre la relación de más de 25 años de Paulina Urrutia, actriz y exministra de Cultura chilena, y su marido Augusto Góngora, periodista cultural de la televisión chilena que hace ocho años fue diagnosticado con Alzheimer, con el Goya 2024 a Mejor Película Iberoamericana.
Estrenada en enero de 2023 en el Festival de Cine de Sundance, donde ganó el Gran Premio del Jurado, La memoria infinita de Fábula y Micromundo Producciones ha recogido elogios de público y crítica, llegando a superar en su estreno en Chile a fenómenos mundiales como Barbie, Oppenheimer o Gran Turismo. En su carrera en certámenes acumula reconocimientos como el segundo lugar en el Premio del Público (Panorama) de la Berlinale, el Caballo de Bronce a la mejor película en el Festival Internacional de Cine de Estocolmo, el Mejor Largometraje Latinoamericano en los Premios Forqué o el segundo lugar en la Mejor Película Documental de la Asociación de Críticos de Cine de los Ángeles.
En el horizonte queda su nominación a Mejor Largometraje Documental en los Premios Oscar 2024, todo un hito para la cinematografía chilena y segunda experiencia de Alberdi tras quedarse a las puertas de conseguir el galardón en 2020 con El agente topo. “Cuando una película tiene un recorrido con tantos reconocimientos, la ves de una forma diferente, porque te das cuenta de que mis intuiciones también son las del público. Esto me hace sentir que el mejor radar es uno, y desde ahí hay que tomar las decisiones. Es una sensación muy increíble escucharse”, reflexiona la propia Alberdi sobre su forma de ver La memoria infinita tras el reconocimiento mundial.
En la cinta, fotografiada por Pablo Valdés, toma gran importancia las imágenes espontáneas captadas por la propia Paulina, dado que esta fue rodada en un contexto de pandemia. El resultado es una producción que acerca de una manera inaudita a los sentimientos de los protagonistas, creando una de las historias de amor más emotivas de los últimos años: “Nos tocó la pandemia y tuve que pasarle la cámara a la Paulina, lo que acabó creando una película que no me esperaba. Había mucho material, porque era mi cámara, la de ella y la de él, y la gracia del montaje fue ver cómo convivían tantas texturas distintas y tantas formas. Al final, lo que unió todo fue la emoción”.
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