‘Esta ambición desmedida’: el trampolín de Little Spain al mundo de la ficción

Santos Bacana, Rogelio González y Cris Trenas, fundadores de Little Spain, detallan el funcionamiento, visión y futuro de la productora autora de ‘Esta ambición desmedida’, y detallan los procesos creativos y técnicos del documental sobre el artista C. Tangana (El Madrileño) nominado al Goya al Mejor Largometraje Documental.

Desde hace varios lustros, España asiste a la creación subterránea de una red de artistas con una visión creativa que justifica la existencia de nuevos agentes en el mercado. Enfoque comercial, intenciones artísticas y la necesidad de encontrar una plataforma de expresión más allá de los canales establecidos se traduce en pequeñas iniciativas con una supervivencia, en ocasiones, limitada.

Huérfanos entre la Generación Z y los Millenials, abrazando códigos de una época todavía analógica con las posibilidades del mundo digital, buscan un hueco alejado de las estructuras tradicionales, frecuentemente cerradas a contactos, jornadas inacabables o procesos tradicionales. Contra esta barrera transparente, se crean nuevas redes para dar forma a proyectos que no habrían sido aceptados previamente. No es nada nuevo: la separación entre nuevo talento y los arquetipos tradicionales en las industrias audiovisuales es cíclica.

Little Spain, referenciando inintencionalmente a la 14ª calle entre la séptima y octava avenida de Nueva York, comenzó a tomar forma una madrugada en Los Ángeles, cuando Rogelio González decidió tornar las aspiraciones artísticas de su amigo Santos Bacana en un cortometraje documental llamado Santos. Poco después surgieron oportunidades materializadas en videoclips, piezas publicitarias o ‘El Madrileño’, reencarnación de C. Tangana que ha dejado un imaginario propio definido por algunos como “tropicalismo cañí” en forma de vídeos musicales, el Tiny Desk patrio más popular de la NPR estadounidense y Esta ambición desmedida, documental estrenado en San Sebastián que afronta una nueva vida el 22 de enero en forma de serie vía Movistar Plus+.

Santos Bacana, Rogelio González y Cris Trenas, quienes alternan labores de gestión, coordinación y producción de Little Spain, permiten conocer más detalles del funcionamiento de la productora, repasan Esta ambición desmedida y fijan su mirada en un futuro marcado inevitablemente por su “gran sueño”: la ficción.

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Acto 1: La productora

¿Por qué existe Little Spain?

Hay proyectos empresariales que nacen de un objetivo artístico. Otros surgen de una necesidad y unos últimos de una visión comercial, dispuestos a responder a una demanda no satisfecha del mercado. Little Spain se define como una “institución creativa” dedicada a crear “productos culturales” basándose en la “cultura popular” tanto alta y como baja. En esta descripción se cuela un estilo, pero también la palabra clave para Cristina Trenas: “Nuestro elemento diferenciador siempre viene de la creatividad”.

“Crecemos con la idea es dar sentido a un ecosistema creativo en la que todos los miembros que participan tienen una visión creativa sólida”. – Santos Bacana

Little Spain se constituyó en el año 2021, a pesar de dar sus primeros pasos con Santos y conformar paso a paso una comunidad de creativos con unos principios culturales y artísticos compartidos. Precisamente aquel año se lanzó El Madrileño, larga duración del rapero, cantante y compositor C. Tangana, y el primer proyecto de calado de la productora para Santos Bacana: “Surgimos en torno a un proyecto creativo con mucho peso en la parte audiovisual. Todo el mundo ya estábamos relacionados con el mundo de la producción y los rodajes, pero este proyecto nos aúna con un objetivo más personal, más nuestro. A partir de ahí, crecemos con la idea de dar sentido a un ecosistema creativo en la que todos los miembros que participan tienen una visión creativa sólida”.

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El día a día de Little Spain

Más allá de El Madrileño y su culminación en Esta ambición desmedida, Little Spain ha dado sus primeros pasos en el mundo de la publicidad y videoclips. Lo ha hecho creando un universo impactante con una identidad visual marcada y un cuidado estético muy definido que le ha valido la confianza de marcas como Sonora, Celta de Vigo, Telepizza, Bershka, Correos o Netflix, así como de artistas como Nathy Peluso, Alizzz o Feid.

Ambas vertientes son trabajadas, en palabras de Bacana, como una productora de publicidad “más tradicional”, si bien siguiendo unos “protocolos que son no-protocolos”. Su compañero, Rogelio González, arroja luz sobre los procesos internos de Little Spain: “Cuando nos entra un proyecto, lo pillamos entre todos, lo vemos, comentamos y decidimos quién lo hace, quién se encarga de la dirección, quién de la creatividad…”.

Estos encargos se complementan con trabajos “más personales” que nacen de iniciativa propia, traslada Trenas, y que posteriormente se estudian para ver “cómo serían posibles”. “Santos está haciendo su guion, Roge el suyo, Pucho (Ndr: C. Tangana – Antón Álvarez) está haciendo su documental… También puede venir gente de fuera, ya que hemos conformado lo que llamamos el “ecosistema creativo”, que son gente que llevan trabajando mucho tiempo con nosotros en diferentes roles. Por ejemplo, un diseñador con el que hemos trabajado mucho ahora está dirigiendo un documental, y una serie que estamos desarrollando llegó porque Santos había ido a la universidad con la autora del libro en la que está inspirada”.

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Alianzas para volcarse en la ficción

Little Spain es un estudio creativo, una productora y, al fin y al cabo, una plataforma para que sus integrantes puedan alcanzar sus objetivos personales, empresariales y creativos a través de la producción audiovisual. Documental, videoclips y publicidades son primeras aproximaciones que permitirán a la compañía lanzarse a su principal “vocación”, como explica Trenas: “Somos ambiciosos y queremos seguir haciéndolo todo, pero es cierto que desde el primer momento queremos hacer cine, series y documentales largos. Hemos arrancado nuestro estudio de contenidos con Esta ambición desmedida y ya tenemos otros proyectos que esperamos que salgan en 2024 y 2025”.

Actualmente, Little Spain se encuentra en la preproducción de dos publicidades, en el desarrollo de varias campañas con otras marcas, creando una serie en colaboración con una plataforma y en el desarrollo de dos películas de ficción.

Actualmente, Little Spain se encuentra en la preproducción de dos publicidades, en el desarrollo de varias campañas con otras marcas, creando una serie en colaboración con una plataforma y en el desarrollo de dos películas de ficción. “Crear una película siempre ha sido nuestro sueño, lo que pasa es que lo veíamos lejano hasta que ha sucedido todo lo de Esta ambición desmedida. Ahora hemos aprendido todo lo que es necesario para hacerla y tenemos esa fuerza para lanzarnos a la ficción”, explica González.

A pesar de contar con una visión creativa profundamente marcada, Trenas no renuncia a lanzar estos proyectos en colaboración con otras productoras. Manteniendo siempre el activo que aporta la libertad creativa, Little Spain dará forma a sus próximas producciones “armando el proyecto” con el “mejor acercamiento” posible: “Es verdad que Esta ambición desmedida ha sido atípica en el sentido de que la hemos financiado a pulmón y la hemos sacado adelante nosotros solos hasta prácticamente el final, cuando han entrado otros players. Hemos entendido por qué no es la forma de hacerlo, así que abordaremos los siguientes de forma diferente”.

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El digital contra el romanticismo

Frecuentemente se entiende que la juventud en el mundo de la producción audiovisual va inevitablemente ligada a una apuesta marcada por el digital y por nuevos códigos comunicativos que garantizan, para responsables de cuentas y productores ejecutivos, un diálogo cara a cara con nuevas generaciones. Little Spain quiere separarse de esta etiqueta, si bien son conscientes de su contexto vital. El digital está presente, pero la idea de la gran pantalla sigue siendo una gran motivación: “El ritual de la pantalla nos encanta a todos, pero sabemos que nos enfrentamos a unos tiempos en los que el consumo ha cambiado muchísimo… y somos ese tipo de gente joven que trata, de alguna forma, de adaptarse”, se resigna González.

“El ritual de la pantalla nos encanta a todos, pero sabemos que nos enfrentamos a unos tiempos en los que el consumo ha cambiado muchísimo… y somos ese tipo de gente joven que trata, de alguna forma, de adaptarse”. – Rogelio González

A pesar de ser una “romántica empedernida” del cine, afirmando que “siempre será la ventana más importante”, Trenas destaca que “vivimos en un momento” en el que la calidad de lo que se consume en “otro tipo de pantallas” es “excepcional”. “Mira La Mesías o Succession… El medio no condiciona tanto el contenido, y yo creo que eso es muy interesante”.

Bacana, por su parte, encuentra una motivación en la frontera con la indefinición, calificándola como “contemporánea”: “Creo que hay algo bonito en el desafío de trasladar el lenguaje del cine a las nuevas pantallas. Existe magia dentro de una historia más larga de lo que se pueda consumir en digital, pero no veo negativo que se pueda extrapolar a la pantalla de tu casa o incluso a un móvil”.

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Acto 2: Esta ambición desmedida

Anarquía visual, universo compartido

La génesis de Esta ambición desmedida es compleja, como la propia naturaleza de El madrileño. Desde que C. Tangana comienza a explorar los nuevos sonidos que componen este larga duración, hasta que finalmente acaban evolucionando en un proyecto que ha llenado pabellones a lo largo de toda España, Little Spain fue captando imágenes sin un enfoque visual completamente definido. El documental, marcado por la espontaneidad en gran medida, prescindió durante su rodaje de extensas pruebas de cámara o de un mero guion.

Bacana recuerda alguna de las claves del proceso de este documental: “Ahora, Esta ambición desmedida refleja una mezcla de lenguajes que tienen coherencia con el proyecto de Pucho. Teníamos una parte más videoclipera desde el inicio, pero en Cuba se empieza a probar una parte de realidad o incluso de ficcionar. Al final, cada subtrama o momento ha acabado teniendo su propio estilo; uno que ha ido macerando a lo largo de los años con lo que hemos ido haciendo”.

Por su parte, González afirma que esta libertad creativa les ha permitido “responder todo el rato a nuestros propios deseos”. “Íbamos decidiendo que cámaras usábamos cada día, de forma que todo surgía de forma orgánica. Lo más importante, diría, fue decidir con qué cámara íbamos con cada secuencia para no perder el realismo, algo que puede suceder cuando mezclas varios tipos de cámara”.

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Un cóctel de cámaras y formatos

La mezcla de lenguajes y códigos audiovisuales de Esta ambición desmedida se materializa en la amplia elección de cámaras que permitieron hacer seguimiento de C. Tangana y su entorno desde la película, ya fuera de gira por toda España, en los locales de ensayo o allende los mares. Para acometer el proyecto, el equipo de Little Spain empleó la cámara de 16mm Arriflex SR3, la cámara digital ARRI Amira, varias unidades handycam, la Panasonic P2, una cámara Bolex H16 para recursos, material de archivo captado por Javi Ruiz (fotógrafo que acompañó a C. Tangana durante varios años) y material con móvil grabado, en ocasiones, “por la novia de Pucho, Rocío”, como recuerda Bacana.

El estándar de grabación, definido por el director de fotografía Diego Trenas, fue 3,6K a fin de poder trabajar posteriormente en 4K. El desafío llegó al adaptar el resto de fuentes al máster, como relata González: “Como no habíamos pensado en la gran pantalla, no nos preocupaba tanto inicialmente. Había momentos que teníamos un VHS a 720 o incluso 480, pero sabíamos que jugábamos a eso. No hicimos un gran esfuerzo por ampliarlo: el objetivo era tratar de que la historia se consumiera a gusto”. La cuestión de las ópticas también evolucionó con el paso de las semanas: “Vimos que las tomas funcionaban muy bien cuando íbamos con la óptica abierta y perseguíamos a Pucho estando dentro de la escena. Durante el montaje vimos que abusamos mucho de esta técnica, así que decidimos comenzar a tirar más de zooms y de otros tiros de cámara”.

El sonido no se libró de esta imprevisibilidad que acaba por definir Esta ambición Desmedidas: “Cada sonidista que llegaba a cada ciudad era un puto tema. De repente, nos llegó uno con una mochila de Spiderman que no había cogido una percha en su vida (risas). Cuando llegaba un nuevo técnico, le decíamos que esto era un poco meta, un poco loco y que a lo mejor incluso acababa saliendo en plano. Luego ya se metían en esta fórmula de rodaje que teníamos y acababa siendo la bomba”. A pesar de los imprevistos, Trenas afirma que el sonido ha sido un área al que han dedicado una especial atención: “Una cosa que hemos aprendido, y lo hablamos mucho, es que resiste mejor una mala imagen que un mal sonido”.

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Encontrando la película en la sala de montaje

Esta ambición desmedida acabó tomando forma en la sala de montaje. Hasta entonces, Little Spain contaba con ideas vagas, enfoques, subtramas e imágenes a la espera de encontrar su sentido: “Empezamos por hacer premontajes de todas las secuencias que íbamos teniendo con un grupo de editores. Tras esos montajes, fuimos viendo cómo se iba formando la historia de lo que queríamos contar, qué valía y qué no. Después, los desmontamos, los volvimos a montar o los borramos enteros porque vimos que la historia estaba en otra parte”, cuenta González.

El montaje, por tanto, no partió inicialmente de un esquema o un guion. Así lo cuenta Bacana: “Los editores fueron montando y en un momento dado hablamos con uno de ellos e hicimos una sesión para ordenar todo sobre la pizarra. Este momento nos dio una cierta paz de ver un camino, y poco después la historia fue cogiendo peso y encontrando un tono. Hasta entonces, no nos había convencido nada de lo que teníamos”.

Este proceso de buscar la historia dentro del material de Esta ambición desmedida sufrió una aceleración crucial con la posibilidad de estrenar el documental en el Festival de San Sebastián, tal y como acabó sucediendo: “El primer paso”, recuerda González, “fue sacar la broma. ¿Y si vamos a Sanse y lo proyectamos”. “Lo presentamos directamente, y usamos el calendario del comité de selección como deadlines. Después, ya entraron Movistar Plus+, Avalon y el resto de partners”, añade Trenas.

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Una fase de etalonaje vital

El documental ultimaba su montaje, y en paralelo, el equipo de Little Spain confió en la empresa madrileña El Colorado para abordar la corrección de color de una manera completamente diferente a su experiencia previa: “Normalmente llevamos las referencias preparadas y todo muy marcado por nuestro trabajo en videoclips y publicidad, pero aquí fue completamente distinto. Llegamos con nuestra ensalada de clips y el problema de ver cómo se podría juntar todo y cómo se iba a ver. A partir de ahí, nos hicieron la típica pregunta de si somos más de verdes o de magentas, y comenzamos a desarrollar toda una línea de color que nos fueron presentando según nos iban conociendo, porque el lenguaje de color es un lenguaje de sensaciones. Muchas veces tú no sabes si le falta verde o le falta contraste: piensas que le falta dramatismo. Esto lo supieron leer de puta madre…”, explica González.

Bacana comparte la visión de su compañero, remarcando la dificultad de encontrar las claves para saber hasta qué punto “puedes forzar una Handycam para que funcione al corte con una Amira”. Después, la creatividad siguió su curso, siempre utilizando DaVinci Resolve de Blackmagic Design como software para unificar fuentes y color: “Ellos dejaron claro que son más de verdes desde el primer día y nos lo fueron vendiendo, pero parte del proceso fue bajarle verde a cada plano”. (risas)

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De película con tres actos, a serie de tres capítulos

El 22 de enero Movistar Plus+ estrenará la adaptación serial de Esta ambición desmedida, una serie de tres episodios que permitirá multiplicar a nuevas audiencias el alcance de este particular documental sobre El Madrileño. Little Spain ha trabajado en este proyecto tomando como base los tres actos de la película: “El primer acto es la transición de un tipo que era un rapero y del universo del Egotrip a abrirse a un universo musical. La segunda parte es cómo se gira y se prepara todo esto, y la tercera es un poco más crepuscular, con una reflexión de qué implica ese cambio”, comenta Bacana.

De nuevo en la sala de edición, cada uno de estos bloques se han ampliado manteniendo cliffhangers y ganchos para conformar la que posiblemente sea la aproximación definitiva al documental: “Hemos añadido elementos que nos habría gustado que se pudiesen ver en el cine, pero que nos costó mucho quitar a favor del ritmo. Cada capítulo ha crecido a su manera con este tipo de información adicional”.

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Acto 3: Elipsis a 2025

Tras el estreno de la ahora serie documental, y quién sabe si con la consecución del Goya 2024 a Mejor Película Documental, se cerrará el capítulo más importante de la historia de Little Spain. A corto plazo esperan dos años de intenso trabajo que se materializarán en proyectos esperanzadores para Bacana, González y Trenas.

“En el 2025 estaremos volviendo a los Goya para que Santos recoja su premio”, cuenta con una gran sonrisa González al ser cuestionado por cómo imagina a su productora dentro de un par de años. El propio Bacana también se muestra esperanzado por el futuro: “Por decir algo, en 2025 esperamos podernos haber hecho un hueco en la industria del cine, porque ahora somos un poco los New Guys in the Block. La publi podrá funcionar por sí sola y nosotros nos podremos concentrar en proyectos de ficción, que cada uno tiene un valor creativo potente. No queremos hacer proyectos de ficción por hacer pura ficción: cada proyecto tiene que contar algo y ser bonito, tener alma. Eso siempre ha estado claro en Little”.

Trenas cierra esta trilogía de hipotéticos futuros volviendo a la creatividad, pilar fundacional de Little Spain, pero sin olvidarse de la supervivencia de la compañía. La ambición, desmedida o no, debe tener unas bases sólidas en el siempre complejo mundo de la producción audiovisual: “Esta ambición desmedida ha sido nuestra carta de intenciones y nuestra introducción a la industria del cine. A nivel estructural, espero que tengamos la capacidad de escalar y ser capaces de abarcar más proyectos gestionarlos mejor: tanto los que nos involucran a nosotros, como los que podamos hacer con otras personas que estén muy alineados con nosotros. Así que yo creo que, además del reto creativo, tenemos por delante el reto del negocio”.

Un reportaje de Sergio Julián Gómez

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