Videoclips: una puerta de entrada hacia la cinematografía
En esta tribuna, Jorge Sirvent Cámara, director de fotografía con experiencia en ficción, publicidad y videoclips, aborda este último campo desde una perspectiva crítica y transversal.
Los videoclips suponen una puerta de entrada muy accesible al sector audiovisual, ya que no es necesario contar con medios muy sofisticados para dotar de imágenes e historia a la música. Por ello, suelen ser el primer acercamiento de aquellas personas interesadas en contar historias a través de la cámara. Podemos encontrarnos con videoclips por encargo en los que las dinámicas suelen ser las convencionales en otro tipo de proyectos comerciales: un cliente encarga una idea y se ejecuta. Sin embargo, también hay videoclips que surgen de una propuesta directa entre artistas y directorxs como oportunidad para colaborar y nutrirse mutuamente.
El mundo de los videoclips supone una oportunidad transitable, pero también implica aceptar, en términos generales, su propio código interno de reglas. En base a mi experiencia, he podido identificar algunas de las claves para aceptar el encargo, un ámbito de trabajo tan interesante como precario, salvo en honrosas excepciones.
Inspiración y… ¿remuneración?
- Inspiración: El primer punto a tener en cuenta es identificar si realmente el proyecto te motiva y despierta tu interés. Si no, personalmente opino que será muy difícil defender tu trabajo. Estos estímulos pueden venir dados por la propia canción o el grupo, el tratamiento o la idea, el/la director/a y el presupuesto del proyecto (ya que un presupuesto mayor suele implicar mayores medios de producción y por tanto una mejor oportunidad creativa).
- ¿Remuneración?: Siempre es clave que el equipo técnico cobre, pero en ocasiones no es así. Con los videoclips sucede que la inmediatez y repercusión del trabajo es tan tangible que es utilizada por las discográficas y artistas como moneda de cambio, por lo que la mera oportunidad se presenta como un valor. Teniendo esto en cuenta, es imprescindible valorar si nos supone verdaderamente una oportunidad o por el contrario es un compromiso improductivo.
En el caso de no cobrar, se entiende que nuestra implicación viene por un motivo más elevado, de compromiso artístico, por lo que es fundamental dejar las condiciones y el concepto bien definido de antemano con el/la artista/discográfica para evitar malentendidos y que nuestro trabajo pueda verse comprometido. Esto es una máxima a tener en cuenta en la preproducción de cualquier proyecto, pero especialmente en aquellos en los que nuestro rédito es exclusivamente el valor de nuestro trabajo.
Libertad y oportunidad
- Libertad: El mundo de los videoclips otorga procesos con mayor permisividad y libertad, por lo que suelen ser más divertidos que otro tipo de propuestas. La música dota de una coherencia y homogeneidad a la pieza por sí misma, por lo que mantener un raccord lumínico no es tan fundamental como lo sería en ficción. Es por eso que son una buena oportunidad para trabajar con directorxs nuevxs, por el ambiente más distendido que suele generarse.
- Oportunidad: Por otro lado, los videoclips son fantásticas ocasiones para hacer bobina y probar cosas nuevas, ya que se busca la espectacularidad visual: conseguir imágenes sugerentes y atractivas. En este sentido podríamos afirmar que los videoclips son uno de los tipos de pieza más agradecidos para un/a director/a de fotografía, ya que todo gira alrededor de una apuesta estética y hay cabida para el uso de herramientas que serían más difíciles de emplear en otros proyectos. Por ejemplo, poder usar lentes extravagantes y raras, con más personalidad y que se salen de lo convencional (macros y superangulares, o lentes “vintage” concebidas hace años para trabajar en fotografía analógica y que se han readaptado para trabajar con cámaras de vídeo), o realizar un tratamiento de color más radical y estrafalario.
También es una oportunidad para que tu trabajo llegue a más gente durante más tiempo (ya que los videoclips, en proporción, son más visualizados que un corto o una publicidad), y de trabajar con artistas a lxs que puedes admirar. En definitiva, suponen una oportunidad para hermanar dos artes y confluir dos mundos tan autónomos, pero, a la vez, tan complementarios. Para mí, la música es un arte que respeto y admiro profundamente; y me encanta tener la capacidad de conectarla con imágenes y contar historias que transformen su significado o potencien la emoción que contienen.
Vanguardia y relevo generacional
- Vanguardia: Una clave imprescindible para entender los videoclips es que siempre se busca generar el mayor impacto posible, por lo que estos suponen una revisión constante de las modas y tendencias. Con la democratización tecnológica, prácticamente cualquier persona puede acceder a una cámara de vídeo, por lo que grabar un videoclip es una posibilidad muy factible. Apoyarse en una producción musical dota per se de coherencia a la pieza, además de ahorrarse el tener que grabar sonido. Este hecho facilita la creación y posibilita un aumento exponencial en el número de propuestas, sobre todo desde las zonas donde la precariedad en los mecanismos de producción permite un enfoque más desenfadado y singular: el circuito juvenil. Precisamente, por esta falta académica o de experiencia, es posible encontrar nuevas ventanas y posibilidades artísticas.
Existen muchos otros consejos que se podrían dar para abordar estos proyectos: no sobredimensionar y ser realista con el presupuesto (de otro modo, podríamos ser nosotros los que suframos); el menos es más; reivindicar la belleza de la luz natural… Pero, al margen de estas consideraciones técnicas y de planificación, considero fundamental entender y aceptar las limitaciones y bondades de los videoclips, un medio inmejorable para que nuevxs creadorxs den a conocer su forma de entender la dirección de fotografía.
Jorge Sirvent Cámara
Director de fotografía
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