La industria audiovisual planta cara a Putin por la invasión de Ucrania
Organismos públicos y organizaciones y empresas privadas han impulsado una serie de iniciativas que buscan aislar a Rusia y a sus ciudadanos como respuesta a la invasión de Ucrania.
Estas iniciativas sirven para contribuir al debilitamiento de la economía rusa; restringir el ocio a su ciudadanía, como medida de presión sociocultural; y como denuncia del papel de gran parte de los medios de comunicación rusos de altavoz del Kremlin frente a una perspectiva más crítica.
Uno de los últimos organismos en tomar medidas ha sido la Unión Europea de Radiodifusión (UER-EBU), que ha decidido suspender a los representantes de sus tres miembros rusos (RTR, Channel One y RDO) de sus grupos de gobierno, incluidos el Consejo Ejecutivo y todos los comités estatutarios. A la hora de tomar esta medida, el Consejo Ejecutivo tomó nota de la declaración pública emitida por las tres organizaciones miembros el 26 de febrero, en la que anunciaban su intención de retirarse de la UER: una decisión tomada como consecuencia directa de la exclusión de Rusia de Eurovisión. Según confirma la UER, los miembros rusos ya han confirmado verbalmente su intención de retirarse, por lo que la organización europea “está a la espera” de su confirmación oficial”.
Guerra, guerra cultural, guerra social y guerra económica
En paralelo a unas mesas de conversaciones que, por ahora, no han sido fructíferas, el gobierno de Rusia sigue bombardeando las ciudades de Kíev, Járkiv o Mariúpol. Públicamente, los objetivos son infraestructuras militares y gubernamentales, si bien hay excepciones, como el ataque a la torre de televisión de Kíev que ha interrumpido parte de las emisiones y provocado cinco muertos y cinco heridos. Este ataque, más allá de ser justificado por el contexto bélico, podría tener su origen en la decisión de la Unión Europea de censurar los medios RT (Russian Today) y Sputnik: “Vamos a prohibir la maquinaria mediática del Kremlin”, declaró Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, el domingo 27 de diciembre.
La industria cultural norteamericana ha respondido a este y otros ataques hacia la libertad de expresión con una serie de medidas que buscan aislar a la población rusa en el mapa económico y cultural global. Por ejemplo, gigantes como Disney, Sony o Warner han paralizado todos los estrenos que tenían previstos en Rusia, por lo que films como The Batman, Turning Red o Morbius no se podrán ver hasta nuevo aviso. En sus notas de prensa no hay argumentos, sino una rotunda condena al ataque por parte del Gobierno liderado por Vladímir Putin a Ucrania.
Por otro lado, tanto YouTube (Google) como Meta (Facebook) ha decidido restringir el acceso a los medios estatales rusos RT y Sputnik a través de sus respectivos canales sociales; y Netflix ha decidido no incluir en su servicio en Rusia los definidos como “canales de propaganda rusos”: 20 emisoras afiliadas y afines al gobierno a los que la plataforma estaba obligados a dar cobijo según lo dictaminado por la Ley Vitrina TV.
Las industrias culturales europeas se unen al bloqueo
De forma paralela, la Academia del Cine Europeo ha decidido sumarse al boicot promovido por la Academia de Cine de Ucrania hacia el cine ruso. De esta forma, a través de un comunicado, la organización ha confirmado que sus premios de este año excluirán a las películas rusas, no sin reconocer que “es consciente y aprecian a aquellos cineastas valientes que se han posicionado frente a esta guerra”.
Se prevé que, durante las próximas semanas, más organizaciones europeas culturales opten por el aislamiento frente a dar voz a aquellas voces críticas del gobierno de Putin. Entre ellos, se encuentran grandes festivales como Cannes, que ha decidido excluir a las delegaciones oficiales y organismos rusos vinculados al cine de su 75ª edición, que tendrá lugar del 17 al 28 de mayo.
No obstante, el certamen francés sí da un paso adelante para seguir reivindicando el cine como acto de expresión y liberación, por lo que a día de hoy no ha excluido a las películas rusas de participar en su selección oficial: “Entre ellos [los artistas que “han corrido el riesgo de protestar contra la agresión e invasión de Ucrania] hay artistas y profesionales del cine que nunca han dejado de luchar contra el régimen actual y que no deben ser asociados con estos actos intolerables y con quienes bombardean Ucrania”, ha afirmado la organización en un comunicado.
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