Así se rodó el primer desfile de moda subacúatica en España

El espacio comercial y de ocio X-Madrid acogió el primer desfile de moda subacuático de España, el cuál quedó grabado para la posteridad por Gonzalo Pérez Mata.

Marepolis, el centro de buceo y apena más grande de España, acogió esta innovadora campaña en la que dos apneístas profesionales, Juandi Alcazar y Mari Matsusita, se pusieron al servicio de varias marcas de ropa. El resultado de esta iniciativa quedó reflejada en una fashion film rodada a lo largo de varias semanas de rodaje por el experto en fotografía subacuática Gonzálo Pérez Mata.

La pieza fue grabada con una Canon 5D MKIV con una focal 16-35 2.8 III, protegida del agua y de la presión que implica grabar a 20 metros de profundidad con una carcasa y cúpula de cristal de 230mm Nauticam. Con respecto a la iluminación, clave para este proyecto, se hizo con un foco principal de 30.000 lúmenes y dos focos de 9.000 de la marca Bigblue.

Los desafíos del proyecto

Pérez considera que los principales retos de este proyecto fueron los “creativos”. La idea surgió del propio espacio centro comercial junto con los protagonistas de la pieza, según traslada el realizador de la fashion film: “El proyecto nace de X Madrid mano a mano con Juandi Alcánzar, que además de ser un pro de la apnea, se involucró al 100% en la producción y aportando ideas, al igual que la apneísta Mari Matsusita”. Este desarrollo in-house permitió a Pérez tener “libertad total” para afrontar el rodaje: “Grabar bajo el agua en un foso de 20 metros de profundidad y con modelos en apnea supone un reto, pero a nivel visual era muy atractivo”.

Más allá del uso de las soluciones técnicas previamente detalladas, la clave del proyecto residió en la gestión del tiempo de grabación. “La temperatura del agua, sin ser excesivamente fría, está pensada para bucear con traje de neopreno, lo que nos ha obligado a hacer más sesiones de las previstas”, relata Pérez. A esto, hay que sumar otros elementos críticos y propios de esta fashion film, como el grabar una pieza “dentro de un tubo de 7 metros de diámetros e ingrávidos”, el riesgo que existe de que “los ayudantes de iluminación se cuelen en el plano” o las propias dificultades de los rodajes subacuáticos: “En mi caso, iba con un traje de neopreno y equipo de buceo autónomo, pero llevas una cámara que te ocupa las dos manos y tienes que estar pendiente de compensar los oídos y la flotabilidad mientras estás centrado en el encuadre”.

Las claves de la grabación subacuática

La grabación subacuática es un universo por sí mismo, dado que, en palabras de Pérez, “la luz se comporta de forma diferente”. Esto implica que la transmisión de la luz es menor, lo que hace obligatorio trabajar con una cúpula al trabajar con angulares o grandes angulares para que el ángulo de visión del objetivo no se vea disminuido por la refracción. “Usando un sensor full frame y un gran angular, lo ideal es utilizar una gran cúpula y un diafragma lo más cerrado posible para evitar las aberraciones ocasionadas por la curvatura del cristal. A pesar de que llevé unos focos potentes, tuve que usar una ISO de 1000”, especifica Pérez.

El tratamiento del color es otra de las claves de la grabación subacuática. Pérez explica que “la profundidad y la distancia del sujeto tanto de la cámara como de la fuente de luz afecta directamente a la temperatura de color”. En otras palabras: cuanta más agua se tenga entre el modelo y la cámara (o el modelo y la luz) más colores se perderán. Aplicado al caso de X-Madrid, el realizador concreta: “En este proyecto, hemos trabajado únicamente con luces led. Sin embargo, con solo alejar unos centímetros la fuente de luz (o que esta incidiera más o menos en el azulejo de la piscina) nos variaba el color, lo que dificultaba un poco mantener el raccord en la edición de planos cortos con planos generales”.

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