Las implicaciones económicas de la calidad del vídeo online

El informe ‘Entender el Valor de la Consistencia en la Entrega de Vídeo OTT’ revela interesantes conclusiones como que un solo caso de re-buffering podría conllevar una pérdida de ingresos de más de 75.500 euros.

Un solo caso de re-buffering podría conllevar una pérdida de ingresos de más de 75.500 euros. Este es uno de los hallazgos clave del nuevo informe Entender el Valor de la Consistencia en la Entrega de Vídeo OTT (descargable aquí), publicado por Akamai junto con MTM, una empresa de investigación y consultoría especializada en medios y tecnología.

El informe combina datos de la investigación con información obtenida de entrevistas con altos ejecutivos de numerosos distribuidores de vídeo para examinar la importancia y el impacto de la calidad del streaming vídeo en el éxito comercial. También explora algunas de las tendencias y dinámicas clave en torno a la calidad de vídeo en el mercado OTT premium.

Aunque no existe un estándar establecido en la industria para medir la calidad de la experiencia de vídeo online, el re-buffering es el único indicador que aparece de manera consistente en cada conversación. Dada la relación directa entre el re-buffering y la fidelidad de los espectadores evitar o minimizar esas interrupciones es una prioridad para la mayoría de los proveedores de servicios. Según un alto directivo de una importante cadena de televisión entrevistada para el reportaje, «Vemos caer el compromiso de los clientes cuando están viendo girar la rueda de buffering más de un par de veces. Nuestro objetivo es mantenerlo por debajo del 0,5%. Cuando el rebuffering es inferior a 0,5, el 90% de las sesiones se completan. Si hablamos del 0,5-1% entonces el número comienza a bajar; 80%. Tan pronto como llegas al 1%, ves que la tasa baja al 50%».

Reconocer que el re-buffering debe mantenerse al mínimo es una cosa, mientras que la búsqueda de la causa de fondo es otra. Dada la amplitud y complejidad de las cadenas de suministro de vídeo, los problemas pueden asociarse al ISP, las CDNs, el dispositivo o navegador del usuario final, las configuraciones Wi-Fi, el ancho de banda disponible, el tráfico de red e incluso el propio contenido. «La entrega de vídeo es un proceso complicado, con muchas brechas y fisuras que pueden surgir en ese proceso», reconoció el vicepresidente de estrategia e innovación de una cadena de televisión multicanal.

Analizando Twitter vemos que los espectadores no dudan en expresar su disgusto por una interrupción. De hecho, las audiencias son cada vez más sofisticadas a la hora de comunicarse e incluso de identificar problemas de servicio. «Tuvimos un incidente en el que estábamos ajustando nuestra transcodificación y los usuarios se enfadaron porque afectaba al bitrate», dijo el director ejecutivo de un agregador de vídeos. “Nos disculpamos y enfatizamos que no era porque tratáramos de reducir la calidad o ahorrar en costes…. Tenemos un público particularmente exigente, que debate con nuestros ingenieros. No tienes más remedio que comprometerte».

Esto nos lleva de nuevo a los 75.000 euros que cuesta un solo caso de rebuffering. Llegamos a esta cifra observando primero el volumen de tráfico de vídeo para una importante red de EE.UU. entre junio de 2017 y junio de 2018, que ascendía a 370 millones de reproducciones de vídeo. Utilizando datos de calidad de experiencia recopilados a través de nuestra herramienta de análisis de medios hemos visto que cada caso de re-buffering conlleva una tasa de abandono del 1%. Con una duración media de reproducción de poco más de ocho minutos, un solo rebuffer se traduce en 496.417 horas perdidas, o el equivalente a 10,7 millones de impresiones de anuncios (suponiendo 11 minutos de tiempo de anuncios por hora a un promedio de 30 segundos por anuncio). Con un CPM de 7 euros, un caso de re-buffering podría llevar finalmente a una pérdida de ingresos de 75.500 euros

Viendo estos números está claro que hay mucho en juego en lo que respecta al rendimiento y la calidad del vídeo.

José Luís Muñoz

Senior Major Account Executive de Akamai

 

 

 

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