Deborah Nadoolman Landis reivindica el legado de Yvonne Blake y el oficio de los diseñadores de vestuario
Junto a Tatiana Hernández, Clara Bilbao, Pedro Moreno y Cristina Rodríguez, protagonizó un encuentro organizado por la Fundación Academia de Cine en colaboración con la Academy Of Motion Picture Arts and Sciences, Swarovski y UCLA David C. Copley Center for the Study of Costume Design.
El recuerdo de Yvonne Blake, la importancia del vestuario para construir a los personajes y dar credibilidad a las películas y la lucha contra la invisibilidad de este oficio se dieron cita este jueves en la Academia de Cine en la mesa redonda Diseño de vestuario… a la española.
La prestigiosa diseñadora de vestuario y profesora Deborah Nadoolman Landis, que vistió a Harrison Ford en En busca del arca perdida y confeccionó la chaqueta de cuero rojo que lució Michael Jackson en Thriller, moderó este encuentro en el que debatió con sus compañeros de profesión españoles Clara Bilbao, Tatiana Hernández, Pedro Moreno y Cristina Rodríguez, estrechando lazos entre la comunidad internacional de diseñadores de vestuario.
«Nosotros creamos personajes a partir de la página del guión», reivindicó Landis, que habló del poder de «transportar» al espectador. «Cuando vemos una película estamos absortos en la historia y las imágenes, y no nos damos cuenta de que el diseño de vestuario ha ayudado a construir esos personajes. Es como un hilo musical que suena de fondo», explicó en esta cita organizada por la Fundación Academia de Cine, en colaboración con la Academy Of Motion Picture Arts and Sciences, Swarovski y UCLA David C. Copley Center for the Study of Costume Design.
Convencida de que «la audiencia debe creer que las personas de una película son únicas. Todos somos complejos. Tenemos pasado y vestimos recuerdos», se lamentó de que «a veces erróneamente nos consideran proveedores de ropa y otras veces nos confunden con parte del mundo de la moda».
Todos coincidieron en que el mejor vestuario es aquel «que no se nota. En el que el actor es realmente el personaje», en palabras de Pedro Moreno; y el mejor director, el que comprende lo que vestidos, trajes, adornos y complementos pueden aportar. «Me aterran los que me dicen ‘hazme algo bonito’, porque no saben lo que quieren. El que me tira cinco veces una idea es el interesante», aseguró el ganador de dos goyas por El perro del hortelano, de Pilar Miró, y Goya en Burdeos, de Carlos Saura.
Tatiana Hernández, que se alzó con un busto por su labor en Lope, de Andrucha Waddington, le secundó señalando que «no es hacerlo bonito, es hacer lo que necesita la historia y lo que es verosímil», y la cinco veces nominada a los premios del cine español, Cristina Rodríguez, apuntó que «a través de la ropa también se cuentan historias».
La influencia de vestuarios icónicos del cine y la ficción televisiva en la moda de la calle, la diferencia entre afrontar una producción de época, futurista o contemporánea –»las más difíciles de resultar convincentes, porque todos somos expertos en la vida cotidiana», según Bilbao– y la estrecha relación con los departamentos de dirección artística y maquillaje y peluquería son otros de los temas que se abordaron en la mesa redonda, donde también tuvo espacio la balanza entre intuición y experiencia.
«Cuando leo un guión siempre tengo una primera idea. Luego investigas, añades el simbolismo, el código de colores… por el camino has añadido muchas más cosas, pero al final vuelves a esa primera intuición», relató Bilbao, premiada con dos goyas por sus trabajos en Nadie quiere la noche, de Isabel Coixet, y Blackthorn, de Mateo Gil.
Arropando a los actores
Y un interrogante común: ¿por qué un diseñador de vestuario no se puede encargar del diseño de arte cuando hay veces que lleva el peso de la carga visual? «Tenemos una visión global, ayudamos a crear el marco», manifestó Landis, al tiempo que Hernández aseguró que «siempre estamos pendientes de que nuestro vestuario esté acorde y envuelto en el decorado. Perseguimos más a los directores de arte que ellos a nosotros».
Para Cristina Rodríguez, que recientemente ha moldeado a Superlópez, de Javier Ruiz Caldera, otra de las facetas de su trabajo es la de psicólogos, «porque vestimos a actores, a personas que se sienten desnudas. Con los trajes les tenemos que arropar para que se sientan seguros y piensen que ya están empezando a crear el personaje», desgranó.
El vicepresidente de la Academia, Rafael Portela, abrió este evento con el que la institución pretende poner en valor los oficios del cine y la importancia de todos los profesionales que participan en la creación de una película, y en el que se reivindicó la figura de la presidenta y presidenta de honor, Yvonne Blake, fallecida este año. «Ella es la principal razón por la que estoy aquí», aseguró Landis, que señaló su liderazgo y el adjetivo que mejor la definía: «optimista».
Portela aprovechó la ocasión para anunciar que la institución está preparando un homenaje al legado de Blake, galardonada con cuatro goyas y un Oscar. «El próximo otoño esperamos poder ver un recuerdo y reconocimiento con una exposición en el Museo del Traje, que estamos preparando con el ICAA», avanzó.
Numerosos profesionales del diseño de vestuario, como Lorenzo Caprile, asistieron a esta mesa redonda; así como la actriz Natalia de Molina, los directores Pablo Berger, Javier Fesser y Esteban Crespo y miembros de la Junta Directiva de la institución, entre otros rostros de nuestra industria.
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